Estaba preocupada por él pensando en la
tristeza que le invadía…Tenía la certeza de que algo le inquietaba…pues…Me lo
decían esos duendecillos traviesos que a todas las mujeres nos revolotean
alrededor de los cabellos, no sé…Quizás estaba equivocada, pero cuando una
imagen cruza mi mentes, eso es porque son toques que se mascullan entre dientes
y el aire de las ventoleras me los transmiten como si lo oyera de frente…Fue
una mañana que lo vi andando con el semblante impertérrito, serio y en su
caminar, los pasos eran inseguros y cargados de pena, como si temiera
perderme…No, no mi amor, para nada has de temer perderme…pues…Eres el hombre
que estaba buscando desde que me hice mujer, que fue verte y sentir un revolcón
en el pecho…esas sensaciones que dicen por ahí…alitas de mariposas revoloteando
en el estómago…y aún las siento, ¡vaya que sí! Que con tal que te veo el corazón
casi se me sale por la boca de los saltos que da, y es que…Me gustas mucho,
eres muy guapo…atractivo y varonil, ¿te enteras? Y mira que estás metidito en
carnes, pero tienes un no sé qué que me atrae a rabiar a pesar de la edad…pues…Todavía
me palpitan los latidos como si el tiempo se hubiera detenido en mis quince
primaveras…Lo mismo que esta mañana cuando te vi andando de frente… ¡Ay Señor
mío, es él y viene a por mí…lo sé, lo sé, es él…! Hacía demasiados días desde la
última vez que estuvimos juntos y me puse muy nerviosa… Cada encuentro contigo
es como si fuera la primera cita…el primer beso y los primeros roces…Roces
torpes y atrevidos que van marcando el camino a seguir y con la madurez van
quemando a fuego lento…Ese fuego lento que siento en el cuerpo cuando te veo
entre sueños…pues… Eres el fantasma que eyacula en los rizos de mi pelo negro
por la noche cuando me acuesto...el elixir de mis fantasías eróticas entre poesías
y la muerte al alba cuando amanezco... Te paraste en medio
del camino, me miraste a los ojos con la interrogante pintada en el rostro, y te
sonreí asintiendo…No hicieron falta palabras, y agarrados de la mano navegamos
sin rumbo fijo por caminos insondables, lejos del mundanal ruido donde tú y yo
somos dos nómadas buscando abrigo bajo techo, ignorando lo que nos depara el mañana…Nunca
fijamos meta ni cánones a seguir, tan sólo nos guían las flechas del amor que
sin avisar se clavaron en el corazón…Había unos bancos en medio de un jardín
solitario rodeado de césped recién regado, recordándome la hierba verde de los
paisajes de Galicia…El verde más fresco y bello que pueda verse que me
transmitían sentimientos profundos y verdes, llenando mi cabeza de fantasías eróticas
y verdes... Y ahora, en la distancia cuando evoco las gotas de rocío en la
hierba verde, se llena mi cuerpo de alegría, sintiéndolos todavía…Se tumbó en el
césped y desabrochándose la camisa dejó el pecho al descubierto despertando en
mí unos instintos animales que saltaron chispas de fuego por los aires…Acaricié
su torso con suavidad, luego me senté sobre él y empecé a morderlo como si fuera
una perra ladrando... Cerró los ojos y se quedó quieto, sin moverse, esperando…
Quisiera dormir toda una noche contigo para amanecer apoyada en tu pecho hasta
las primeras luces del alba… Apenas
parpadeó...Sentí en la cara la respiración de su inquietud en el cierre de su
pestañeo como no dando crédito a mis palabras…pues…Sé que a veces dudas de mí,
que no me crees, que me ves coqueta y veleidosa, y eso te hace temer mil
sensaciones locas, entre ellas que te deje de querer, y lo que no sabes tú es
que sin ti, no quisiera amanecer…Me besó con ansiedad y soltándome con furia se
lió a decir unas barbaridades que me dejaron sin habla…Si me dejas me mato, me
quito la vida, te juro que me la quito... No, no… ¿qué dices…? Le respondí inquieta…
Llevo más de una semana sin verte, sin saber de ti, buscándote por todas
partes…dime… ¿dónde te metes que no apareces por ningún lado...? Me dijo
abrazándome...besándome la boca, la frente, los ojos, la nariz, el cuello, los
hombros…el pecho…Luego me apretó la cintura y me atrajo hacia él fuerte,
fuerte, como si no fuera real ésta situación en la cual él y yo éramos los
únicos protagonistas de una novela imaginaria… La vida no tiene sentido para
mí, estoy desganado, desilusionado… muero de pena…te juro que como me dejes me
mato…volvió a insistir…Le cerré la boca con las manos… Calla, no hables, no
digas nada, sólo bésame y deja que te ame hasta que se me agoten las caricias y
las palabras…Me apartó, me echó el pelo hacia atrás y me miró a los ojos
escrutándome con la mirada… Quisiera dormir apoyada en tu pecho, sentir el
calor de tu piel en mis sentimientos y decirte al oído...eres mi perdición, mi
veneno y la razón de mis pensamientos... Sin ti mi vida no tiene aliento, ni
cordura ni viento que dirijan las emociones de mi cuerpo...
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