Tengo un amigo con derecho a roce que nada más verme, me
amarra a su abrazo y hacemos el amor a todo trapo…Ni siquiera respeta que nos
pillen cualquiera…pues…Es tanto lo que me desea que le importa un pito lo que
le digo al oído…Date prisa mi vida, que alguien se acerca y alterada no puedo
seguir el ritmo de tus prisa y emergencias…Y a la chita y callando remata faena
con la sonrisa puesta y el silencio de mis jadeos…y de mis caderas…y en menos
que canta un gallo salimos de ese antro corriendo como dos niños
traviesos…Feliz y contenta, fuera del alcance de miradas ajenas voy caminito de
mi casa como una verdadera jabata de tener una vez más ésta batalla ganada…pues…Quieras
o no quieras, seré siempre la mujer de tus entretelas, la única y verdadera que
lidia contigo la cosa nostra como una vampiresa, que aún siendo tan sólo tu
amiguita de turno, entre tú y yo sabemos que en cuestiones de sexo no hay quien
te coma la boca con más descaro y desvergüenza que ésta loca que te descoloca
la mente, el alma y la vida entera cuando me acerco a tu vera…Te rozo los
labios, te miro a los ojos y te bajo la cremallera…te rindes a mis brazos con
furia y sin recato…pues…Cupido lanzó la flecha justo cuando cruzaba la carretera,
donde tú y yo nos quedamos unidos con la mezcla de la sangre que corría por las
venas, y desde entonces no eres dueño de tu sino…ni yo del mío…Y por eso me
encuentro pensando… ¿Qué clase de pócima tenía esa flecha que me tiene envenenada
la sangre y seré de por vida su amante? Y aunque en cada encuentro nuestros
besos son cada vez más ardientes, salvajes y frescos, a veces las dudas empañan
mis cejas…pues… Ayer pasó por mi lado y se hizo el despistado, como si no me
hubiera visto y yo que soy tan atrevida le seguí el rastro, lo llamé por su nombre
y le pregunté… ¿Porqué no me has saludado? Y él, muy poseído de sí mismo…No te
he visto… ¡Será descarado! Tan sólo me busca cuando se le caliente el tarro…y
lo de ahí abajo…Me tiene de los nervios…ganitas tengo de cogerlo a solas para
decirle todo lo que piensa ésta cabeza que, para mí está más que hueca…Quizás me
equivoqué cuando te besé y por eso…Me perdí…Perdí mi identidad, ni siquiera sé
quién soy, no me reconozco en esa mujer que un día fui…Siempre esperando algo
más que no fueras un simple amigo con derecho a roce…Me cansé de rogarte y suplicarte
como si mi vida dependiera de ti… Me tragué el orgullo buscándote por todas
partes y por eso jugaste con mis sentimientos…Era tanto lo que te amaba que olvidé
mis raíces y la educación que había recibido, ¿te enteras? Y aunque en mi época se decía que una mujer
nunca debía de ir tras un hombre, hacía caso omiso saltándome todas las reglas de
honestidad, y por eso te aprovechaste de mi debilidad, sin darle nunca importancia
al amor que te prodigaba, pero… ¿sabes qué te digo? ¿Qué, qué? Que…ya no lucharé
más por ti…Me rindo, tiro la tolla, de ahora en adelante haré como la que nunca
he tenido nada contigo. ¡Fuera de mi vista! No sé quién eres…No daba crédito a mis
palabras, claro, como al final, siempre cedía, ¡siempre, siempre! ¡Maldita
debilidad que me rinde y me impera a hacer lo que él quería a la hora, momento
y cuando le salía de sus estamentos! Apenas hablaba…Lo estaba haciendo otra
vez, lo conozco… Sabía que estaba actuando o quizás era su forma de convencerme
para que lo dejara entrar en mi alma…pues…Tenía ese don imperativo…Los labios
en un rictus prieto gritaban en silencio…Sus ojos gachos para no enfrentarse a
la mujer valiente y brava…Sus manos unidas a medias como rezando una plegaria
para que le diera otra oportunidad…Toda la vida dándole oportunidades que nunca
aprovechó…No, no podía rendirme, tenía el alma quebrada de tantas roturas y
baches…Estaba auto convenciéndome de que esta historia había llegado a su final
definitivo… Estoy cansada de agachar la cabeza, arrastrarme a tu vera y seguir
los apaños de tus razonamientos oscuros, turbios, sin lógica…Y por eso me
encuentro aquí, en el templo de Dios donde me encuentro con mis soledades… Señor
mío, me postro ante ti pidiéndote perdón por todas las miserias que me esclavizan
y sonrojan….tengo el cuerpo podrido de sexo y lujuria…Abierta a tu mirada me descarno
y te cuento mi pasado…Me casé con un hombre que nada más casarse se acomodó al
sillón olvidándose de la pasión…Apenas salíamos a pasear juntos como antes, todo
el santo día viendo la tele, fumando y bebiendo…Entonces lo conocí…Se cruzó en
mi camino con un chiflido que me transportó a la juventud, donde los muchachos
silbaban a las chicas guapas al verlas pasar por la calle…Mi corazón dio un
vuelco y sacó del interior a la mujer que se había quedado rezagada, haciéndome
renacer de nuevo a las pasiones ocultas que volaron como si hubieran sido
rescatadas de una jaula…Una jaula de hierro oxidada y ése hombre con su silbato
impregnó de amor todos los sentidos de mi vida transformándome en una mujer
desinhibida y llena de pasión, llegando a atravesar todas las barreras que separaban
sentimientos con lujuria y sexo, que allá donde lo oía corría como una
desesperada, ansiosa por dar rienda suelta a tener sexo salvaje…pues…Lo amo de
una manera infernal y aunque muchas veces he querido parar, no puedo, me lo
impiden los sentimientos que me embargan, y por eso se aprovecha…Salí del
templo fortalecida…Era como si hubiera nacido de nuevo…Nada podía detenerme,
estaba convencida de que nunca volvería a ceder a sus pretensiones…Me encaminé
tranquila y relajada donde las piernas quisieran llevarme…De repente lo veo
sentado en un banco del jardín, ese jardín donde tantas veces nos habíamos
amado…Estaba triste, cabizbajo…Las manos juntas…Las sentía vacías, como las mías…No
podía soportar la amargura que me transmitían sus sentimientos que lloraban mi
ausencia…Las últimas palabras que le dije le latían en las sienes al ritmo del
dolor…Me dirigí hacía él y sin decir nada me senté en sus rodillas dándole la
espalda…No quería mirar sus lágrimas…Me abrazó por la cintura y empezó a
rodearme el cuello con sus besos…Cerré los ojos sabiendo que sería un viaje al
infinito sin equipaje…Una nueva aventura se estaba avecinando cuando sentí el
silbato del tren atravesar el túnel…Ese túnel al que levanté las barreras…y traqueteando
llegamos juntos al final del trayecto sin prisas y sin peaje…
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