Salí a caminar por ahí y me perdí…Me perdí buscándote y al no
encontrarte me dejé llevar por los latidos que me pudieran conducir hasta
ti…hacía tanto tiempo que no te veía…tenía el gesto roto, triste…necesitaba
desahogarme, llorar sin reprimir el llanto, pero no quería dejarme vencer por
el dolor…pues…Siempre me he considerado una mujer fuerte o así me lo parecía a
mí…debe ser que nací en la generación de las guerreras, esas mujeres que luchan
constantemente por su existir…A veces me he creído invencible, y no me doy
cuenta de que sólo soy una simple mortal que está de paso por la vida que le
tocó vivir…Es como si cuando al nacer te dieran un boleto…una lotería donde
cada cual tiene la suerte de quien maneja la manivela del bombo…es tan cruel
esa mano…No, no…la mano no, es la manivela la que utiliza a la persona para
dirigir las vueltas y decide cuando parar en los giros…Sí, sí, estoy convencida
de que es así, o quizás fuera la maldita suerte que se empeñó en controlar tus
emociones…no sé…cuantas preguntas sin respuestas…A veces necesito vaciarme del
todo para poder encontrarme…pues…Las lágrimas no me dejan ver lo que mis
sentimientos quieren…soy tan débil…te amo tanto que me duelen hasta los suspiros
que me salen del pecho…debe ser que te quise antes de conocerte, como si
hubiera sido preconcebida con la única intención de pasar el resto de mi vida a
la saga de tu destino o eso que dicen por ahí...Es que es su media naranja…
¡qué cosas por Dios bendito! La cantidad de frases hechas que se inventan la
gente para justificar sus incompatibilidades…pues…Una ya no sabe ni qué
pensar…quizás se deba a una mano negra que anda suelta por ahí, cómplice de
esos sentidos extrasensoriales que nos auguran, como si hubiéramos estado
conectados por el cordón umbilical fuera del útero maternal, cada uno por su
lado y vuelto a reencontrarse a través de la energía astral donde se liberan
las emociones…y por eso…Hoy salí a buscarte y los pasos me guiaron hasta ti,
¡vaya que sí! Que te vi cruzar la carretera y salí al momento para preguntarte
el porqué de tu lejanía…me miraste por encima del hombro, de reojo…estaba
serio, enfadado y con la rabia marcada en el gesto…te conozco tan bien…no
cambiarás nunca…Estás acostumbrado a manejar mis sentidos…me robaste la
voluntad, ¿te enteras? ¿Quién yo? Sí, sí, tú…Eres un tipo muy caprichoso,
acostumbrado a salirte con las tuyas y una ya se harta, ¿sabes? Que una tiene
su carácter y de vez en cuando ha de demostrar la supremacía que tiene, porque
si no estaríamos toda la vida como tontas, débiles mujeres, temerosas y
simplonas, y eso se ha acabado ya, ¿te enteras? Además no sé qué es lo que hago
aquí, en medio de la carretera, dándote unas explicaciones como si tuviera la
culpa de tus burlas y delirios pasionales, que parece que estás aducido,
extraterrestre, que eres un extraterrestre…Lo dejé muerto, más callado que en
misa y me alejé sin volver la cabeza atrás…¡Vamos hombre ya! Me dije para mis
adentros, dispuesta a alejarme lo más rápido posible del alcance de su mirada
para que no supiera dónde iba…pues…En el fondo deseaba que me siguiera, me
parara en medio la calle, me sujetara de una mano y me amarrara a su abrazo en
un beso interminable de pasión, pero no, siguió su camino como para demostarme
quién era el que dominaba la situación, porque la domina, ¡vaya que sí! Que me
tiene dominada, sumisa y rendida a sus pies como una niña perdida…es que lo
quiero…Te quiero, ¿te enteras? Te quiero más que a mis letras, estas que
escribo con todo el sentido que le doy al amor…amor romántico y lleno de
desesperación por seguirte hasta la perdición…Y por eso me encuentro ahora como
una muñeca rota, de esas de cartón antiguas…toda destrozada de tantas lágrimas
derramadas, que como cascada han caído a lo largo de mi vestidito de seda
mojándome el cuerpo…me siento morir…no sé qué debo hacer…quizás alguien seque
mis lágrimas con un pañuelo de algodón, esos que son tan absorbentes que te
vacían tanto que no te dejan ni una lágrima y vuelves a renacer…pues…Nadie
muere por un amor que nunca existió, sólo en la mente del escritor, que como
yo, enamorada enardecida estoy siempre buscándote de noche y de día entre las
marañas de mis palabras, las cuales salen al viento como ave de paso atrapando
historias de amor…pues…Soñando una noche sentí las caricias de tus abrazos
regándome el cuerpo, y a la mañana siguiente desperté con todos los besos de
tus labios marcados en mi piel...
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