Tengo las carnes vacías,
hambrientas…Necesito tenerte pronto junto a mí, observar tus ojos mirando mi
cuerpo que yace expuesto con llamas ardiendo siempre por ti…tus manos en mi
pecho, mis piernas rodeando tu cuello, besos y abrazos ansío sin fin…No tardes
mi vida, que quiero saborear tus labios que clama placeres de suaves caricias
bordeando mi piel…Si te quisiera más me estallaría el corazón de amor…Ya no
cabía más querer en mi pecho, en mis carnes, mi alma…Lo era todo para mí,
todo…Lo amé desde la primera vez que lo besé, sintiendo en mi interior que
jamás habría en mi vida otro hombre…Sólo tú eres el dueño de mis noches y mis
días…mis horas…pues…Cada latido de mi corazón es por ti…por tus andares, tus
idas y venidas…tus prisas…Así de simple y sencillo era lo que sentía en mis
adentros, en mis sueños y en mis ojos abiertos…Sé que a veces me vuelvo
insoportable, ¡vaya que lo sé! Lo siento, tendrás que perdonarme, es que soy
muy posesiva y celosa, ¿comprendes? Los celos me pierden, ya ve, soy así de
infantil, no tengo remedio, debe ser que te veo tan irresistiblemente
atractivo, tan guapo y esbelto que pienso que si alguna otra mujer te prestara
la misma atención que yo…porque yo estoy pendiente de ti, ¿te enteras? Tú te dejarías
arrastrar por la debilidad de la carne, simplemente para experimentar nuevas
sensaciones, y eso me atormenta, ¿sabes? Te ruego que me perdones por tantas
desconfianzas…La verdad es que no sé qué me pasa últimamente contigo…Debe ser
que me estoy haciendo mayor y veo tantas jovencitas lindas y guapas a mi
alrededor, que temo que te fijes más en ellas…pues...De sobra sé cuánto te
gustan las mujeres…Hace tanto tiempo que llevamos juntos que quizás te hayas
cansado ya de mí…No me quiero ni imaginar que beses y abraces a otra mujer…Tan
sólo pensarlo se me envenenan las sierpes de mis infiernos, y me entran unas
malas entrañas que no sé de qué sería yo capaz…de matar no, pero de desearte a
ti y a ella todo el mal…quizás…Por eso te pido perdón de nuevo…A veces me siento
luchando contra mis propios miedos cuando me miro al espejo…pues…Mis carnes ya
no son tan prietas como antes…Como cuando me vistes desnuda por primera vez…Tampoco
tengo los pechos turgentes y en mi rostro se pueden ver las marcas de la
edad…hasta la melena esa morena que lucía en la juventud…no cae sobre mis
hombros espesa y sedosa…con la brillantez de la pubertad…leves hilaturas
blancas sobresalen entre ellas…por eso a veces me siento morir…La tristeza
empaña la mirada de mi alma pensando que ya no me encuentres atractiva y
deseable…pues…Temo que decaiga la ansiedad por tenerme en tus brazos hasta que el
desgano se instale en tus labios...Es como si me sintiera rodeada de rivales,
las cuales pelean contra mí para ganarte a ti, ¡madre mía de mi vida cómo tengo
la cabeza! Da la sensación de que somos gallinas en un corral y tú eres el
gallo real…El caso es que cuando camino sola entre la gente, observo las
miradas que me echan los chicos, hasta me piropean los más jóvenes…y los
mayores…vayas a creer que paso desapercibida…No, no para nada, que todavía
levanto pasiones entre los hombres, ¡fíjate qué cosas me pasan! Y eso me gusta
mucho, ¡para qué te voy a engañar! Pero de eso a irme con alguno hay una gran
diferencia…aunque para serte sincera…confieso que he sentido la tentación de
besar otra boca, saborear otros labios que no sean los tuyos…Por eso creo que
a ti te pueda ocurrir lo mismo que a mí…pues…Probar otros besos diferentes ha
de ser una sensación exquisita para el cuerpo y los sentidos de amor…bueno del
amor, no…pues…Tendría que existir sentimientos entre los dos…sentirme
enamorada…y enamorada tan sólo lo estoy de ti…y lo sabes, ¿verdad que lo sabes?
Por eso estás tan poseído y seguro de mí y viene y vas al libre albedrío de tu
tranquilidad, mientras yo dándole que te pego a la cabeza cuando no te veo
llegar, pensando que estás con otra mujer, airada mi expresión corporal,
recriminándote entre dientes esto y lo otro, siempre por culpa de mis malos
pensamientos…Y tú que me conoces tan bien y me lees la mente, llegas a la
velocidad del trueno para acallar mis dudas y aplacar las iras de mi alma…y
mis miedos…que fue tan sólo verte frente a mí, y echarme a tus brazos como una perra
en celo, porque estoy enamorada de ti como una perra, ¡no me da vergüenza
decirlo! Lo digo con toda mi boca y mis anhelos, que te comí todo el cuerpo con
tal desesperación que te quedaste sin voz…Dime mi amor, ¿quién te besa como yo?
¡Dímelo, dímelo! Te pregunto con la exigencia de mi pasión…Y tú ahí, sin
poderte mover por la fuerza de mi querer…Nadie…nadie…Y recriminándote con la
voracidad de mi lengua melosa me alejo de tu rostro provocándote a seguir…Nadie
más que tú…Balbucías con las manos perdidas en el triángulo de las bermudas…¡Mírame
a los ojos y repítemelo otra vez! ¿Quién te besa como yo? Y tú sonriendo
socarronamente te dejas hacer mirándome a la vez…pues…Cuando tú me miras se me
olvidan mis miedos y lo que se refleja en el espejo…
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