No me quieres, ya no me quieres…me dijiste…Esa complicidad,
ese apasionamiento, esos encuentros tan ricos y tan frescos que tenemos cuando
nos vemos con tanto deseo de tocarnos, besarnos y querernos…es la esencia vital
del desenfreno nuestro, que allá donde te veo…te siento en mis latidos como si
fueras mío al momento…Y por eso cuando pasan los días sin verme me sueltas al oído
con la rebeldía de tus desvelos…No me quieres, me dijiste al pasar…Ya no me
quieres…Me quedé mirándote a los ojos con la interrogación pendiente de mis
labios…No podía comprender el porqué de esa afirmación…Al momento desapareciste
de mi vista y yo que me había quedado con la duda temblequeando, salí corriendo
a tu encuentro… ¡Dos vueltas le di a la calle! No estaba en ninguna parte, los
ojos se me inundaron de lágrimas, apenas veía nada, desesperada como estaba por
darte un beso, por echarme a tus brazos y decirte al oído…Te quiero más que a
mi vida…y cuando regresaba vencida y derrotada, me estaba esperando en la
esquina de mi casa, ojeroso, triste y cabizbajo, observando cada gesto de mis pasos…Me
colgué a su cuello susurrándole…No me digas eso por Dios, no me lo digas más
por favor, que bien sabes que te quiero más que a la vida mía…Ando buscándote
por todos sitios loco perdido, sin saber de ti…Llevaba más de dos semanas fuera,
y ya estaba pensando mal de mí…No sé qué es lo que pasaría por su mente pero
con tal que está unos días sin verme su cabeza empieza a maquinar…Más o menos
es lo que me pasa a mí cuando no lo veo…pues…Estamos hechos del mismo pastizal…
Siempre estás en mí… Cuando me acuesto, cuando me levanto, cuando como, cuando
abro los ojos y cuando los cierro, y… Mientras tanto te llevo en el pensamiento
como si estuvieras en mi cerebro, que no hay ni un solo momento de mi vida que
no estés en mis silencios rotos…A veces me siento morir…Esta agonía que tengo
al no poderte tener en mi cuerpo hambriento es demasiada cruel para mí…Esta
necesidad imperiosa de verte a lo lejos sin abrazarte ni darte un beso, es como
si fuera a quedarme sin aliento… Esta sensación tan grande que noto cuando te
veo pasar por mi lado, va más allá del infinito, traspasando las fronteras de lo
inimaginable…pues…Siento tu presencia, tus fuertes manos recorriéndome el
cuerpo de arriba abajo, parándote en donde nacen los suspiros…y oigo tu
respiración junto a mis oídos, tus besos ardientes en mi boca ansiosa…Es como
si estuvieras mirándome…hasta noto las palpitaciones de tu corazón en el mío...Te
veo y mis ojos no paran de mirar tu rostro siempre alerta a mis insinuaciones…y
te acercas y me rozas los gemidos con los tuyos, y es tanto lo que siento que
casi desfallezco de placer, fíjate qué cosas me ocurren…Necesito verte, oír tu
voz cuando me dices te quiero al pasar por mi lado, aunque a veces me acuses de
que no te quiero, que te he olvidado y te vas…pues…Al momento te busco y te
digo…No por Dios, no me digas eso más por favor, que te quiero más que a mi
vida…Y en mis silencios rotos lloro sobre papel mojado…Fuimos un error de
nuestra generación, una osadía del destino que nos puso a prueba en el mismo
camino…Nadie nos explicó de qué iba esto que llaman el amor…El ardor eterno
como es el nuestro, el que sentimos tú y yo…Y por eso nos buscamos con el
pensamiento y nos encontramos con las ansias del cuerpo….pues…No hay sensación
más bella y hermosa que la que sentimos tú y yo…ni más placentera, ¡vaya que sí!
Que nos enredamos entre palabras seductoras de pasión y con los ojos de la cara…
Que chispean como fuego en llamas y allí donde no caben caricias, nos amamos en
silencio y a la brava…y te miro sugerente y descarada, preguntándote sin palabras
y te derrites con los suspiro que se me escapan del alma…Es la eterna pasión
que nos enreda y nos engancha a seguir al ritmo de éste loco sentimiento que
nos ata de una manera latente e inmortal… Pura esencia, maquiavélica ocasión,
sentimiento innato como el de una noche de verano de loca pasión, en la cual
vivimos desde aquella mañana otoñal donde coincidimos tu y yo por purita
casualidad, haciendo de la cordura infernal, una pasajera forma de convivencia transitoria,
sin principio ni final…A golpes de traición, siguiendo los latidos de los más
primitivos instintos animales a los cuales jamás podremos rehusar…Una forma estilográfica
de subsistir bajo el yugo de la presión yugular, siendo títeres de la locura de
nuestro avatar, sabiendo que nos tenemos
al cien por cien en la lejanía de la distancia prohibida, para lo bueno y lo
malo a estas alturas de la película de la vida, coincidiendo siempre en la
misma sinrazón sin aviso y sin objeción, siendo cómplices de eso que llaman por
ahí...eternamente enamorados en mis silencios rotos...
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