Sé que andas tras mis
pasos, allá donde la tierra fue testigo de nuestros abrazos, que seguiste mi
rastro como un galgo a buscar las huellas mías pensando que ya no te quería…Quizás
algo te hizo titubear aquél día cuando te arrastré por los barrancos para
robarte los besos amados, que te los arranqué a trompicones y reptando…pues…Como
una ladronzuela te asalté bordeando tu cuerpo de arriba abajo, dejándote
maniatado contra la pared de aquel antro…y tú que lo estabas deseando te dejaste
hacer como si fuera la primera vez…Y por eso de esta inquietud mía sabiéndote paciente
observador, que sin pronunciar palabras algunas, las escucho dentro del corazón…No
soy tuya, ni mía, ni de él, sólo del libre albedrío del momento que me traen y
me llevan por los derroteros de los sentimientos…que…Fui infiel a tu boca, pero
jamás me quité la ropa…pues…Nunca me desnudé para nadie que no fueras tú, ni mi
alma siquiera, que eres el único hombre que conoce mi cuerpo por dentro y por
fuera, ¡vaya que sí! Que a pesar de haber tenido el tiempo y la ocasión, no
pude con esa traición, ¡te enteras! Y mira que intento apartarte de mi vida, de
mi mente…de mi yo…hasta tuve una cita con un amigo para dejarte en el olvido y
nada más que despedirme, ya estaba arrepentida de haberme besado con él, ¡fíjate
qué cosas! Que lo besé con ahínco, poniendo toda la carnaza en el asador…y
reaccionó a lo bestia, con ganas…vayas a creer que no, que se quedó todo
enganchado a mí de una manera que…mejor lo dejo a tu imaginación…que me besó con
unas ansias…el caso es que nos morreamos como si estuviéramos necesitados de
pasión…no tengo remedio, ¿sabes? Ya no sé qué hacer para echarte de mí…pues…Lo
nuestro no tiene cabida en la sociedad…Somos como dos barquitos a la deriva de
las olas del mar, rumbo al horizonte donde no hay ni brújula ni capitán que
gobierne éste timón, que es el corazón que nos maneja a su antojo en el
interior del camarote como dos polizontes perdidos en alta mar… ¡Ay mi amor, cuánto
dolor en éste encierro mental! Esclavizada estoy a amarte eternamente y lo que
es peor aún…Tener tanta urgencia de ti como si fueras el talismán de mis poemas
inacabados sorteando los obstáculos que me presentan las rimas y los pareados…Y
es que tengo una ilusión de verte y de estar contigo…Y tú nada más verme te
entran unas ansiedades de tocarme y besarme, sin parar de mirarme la boca, y yo
que lo sé, me paseo delante de ti con todas las pasiones desbocadas, sinuosa y sutil,
acercándome para que sientas el calor que emana mi piel abrasiva por el roce de
tus ojos chispeantes, que observa cada movimiento de mis caderas persuasivas y
exigentes…pues…Me encanta seducirte con los giros de mi cintura caprichosa y
provocativa, decidida a rendirte como objeto puro de deseo sabiéndote enamorado
de mí…Juegos, sólo son juegos eróticos, donde tú y yo derrochamos alarde de la
dicha de nuestro sentir, al límite del furor, de que esta pasión loca y
tentadora no se acabe nunca, y que nos acerca cada día más…y… Tras los muros de
éste escenario lleno de ardides y preámbulos, me explayo en la narrativa
prosaica de letras aladas, huidizas y aferradas al amor romántico y carnal…no
sé…quizás…Ahora nos vendría bien una ducha y luego te invitaría a cenar…Me
dijiste la última vez que nos hartamos de jugar al escondite…Y yo que todavía
estaba al borde de la luna estrellada bajo las llamas de tu yunque al rojo
vivo, sólo podía ver cómo te brillaban los ojos de placer…pues…Te encanta verme
retorcerme, oír mis suspiros y sentirme toda poseída bajo la fuerza de tu
abrazo yugular, donde me debato entre oleadas de espasmos y calambres del acero
de tu rayo de fuego…que cuando quise volver a la realidad, y darme cuenta de
que estaba bajando de las nubes, sólo veía la picardía de tu sonrisa y te
contesté…Es lo más bonito que me has dicho nunca…¡Cómo me gustaste aquella vez!
No sabía yo de ese romanticismo tuyo, y es que a pesar de toda esta eternidad
que llevamos juntos cada vez me sorprende más…Debe ser por eso por lo que no
acabo de cansarme de ti…pues… Descubro algo nuevo en los momentos más íntimos
de nuestro avatar enamorándome los sentidos, llenando mi corazón de motivos
para no dejar de quererte jamás…Y la mente… no vayas a creer que no tengo mil y
una razones para seguirte bajo la piel de tu sino, donde me encuentro contigo,
acoplada a tus amaneceres y anocheceres…Y en la soledad de mis atardeceres me
dedico a escribir con la ansiedad de tus ojos cuando me dices…Te quiero…tengo
unas ganas de cogerte…estás para comerte…Y a mí que me encanta la conquista de
tus palabras, te sonrío con la coquetería de mi mirada…Y juntos navegamos sin
rumbo, buscando un sitio recóndito y escondido donde tus besos y los míos se encuentran
al final del camino…
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