Me buscaste entre líneas, leyendo mis
atrevidas y sugerentes poesías, siempre llenas de pasión, y tú que estabas tan
a falto de ella, me sacaste a bailar en la pista del salón, donde miles de
jóvenes charlaban sentadas en la barra del bar… Me colgué a tu cuello pensando
que te habías enamorado de mis ojos, mi sonrisa, y de mis versos…Estuviste
tanteando el terreno con la suspicacia y astucia del peor de los mortales, sin
sospechar que era una más de tu larga lista de almas errantes, que perdidas y
desamparadas, vagan sin rumbo por éste escenario, donde miles de ojos acechan
escondidos tras los cristales ahumados de habitáculos oscuros y encerrados…Jamás
creí que eras uno más de esos hombres, que sólo buscan en las mujeres un poco
de diversión para su solitario corazón…Quizás estabas perdido, como yo, y por
eso me aferré a tu cuello como si fueras mi ángel guardián…Eras mi mejor amigo,
mi hombro, mi paño de lágrimas, sobre todo cuando la tristeza me invadía de tal
manera, que aliviabas mis mañanas y mis penas… Estaba deseando que amaneciera para
verte asomado al lado derecho de mi almohada…pues…Llenaste mi vida con tus
buenos días, y mis atardeceres con ramos de flores y paisajes verdes…Por las
noches te sentía tan cerca de mí, que casi te bebía el pensamiento haciéndote mío
por momentos…Salía a la calle tan feliz y contenta, que sólo quería regresar lo
más rápido posible para conectarme al chat y verte ahí. Enseguida me saludabas
con alegría y ganas de hablar conmigo…No, miento…conmigo no…pues…Esperabas mi
reacción a tus amables palabras, adulándome con piropos halagüeños hacia mi
cara y mi cuerpo, sabiendo de antemano de mi coquetería y frágil forma de ser…Eran
tus frases cortas y precisas, con la única pretensión de llevarme por
derroteros a los que nunca hubiera querido caer…Y caí, ¡vaya que caí! Como una
mujerzuela a la que se le inyecta un poco de vanidad para poderla poseer… pues…
Te convertiste en el aliado perfecto de todas mis cuitas, embaucándote de tal
manera, que te hice cómplice de todas mis aventuras y desventuras…Poco a poco fui
desgranando mi azarosa vida, deleitándome en la paciencia que tenías en tus callados
silencios. Me escuchabas con toda atención, sin objetar nada a la contra…ni a mi
favor…Ni siquiera cuestionabas las extravagancias que tenía en las palabras dominantes,
ni en las situaciones estrambóticas en las que me había encontrado a lo largo de
mi descabellada vida, viviendo junto a un tirano y loco hombre, con el cual
tuve que lidiar con dimes y diretes ante una sociedad falsa e hipócrita, que
delante eran todos halagos y frases elocuentes hacia mi persona, y detrás
puñales clavados en las espaldas, sin darme cuenta que tú eras uno más de la
canallesca red…Ruin y vil traidor de la junta criminal de soñadoras ilustres de
la sociedad…Asesino de fantasías, ferviente y leal admirador del erotismo, fanático
del morbo en toda la extensión de la palabra y escenas pornográficas, donde las parejas
en su más íntimas y secretas citas, se exponen en todo su apogeo a exclamaciones
de placer, gesticulando con gestos y movimientos del orgasmo, llegando al éxtasis
con las encías desencajadas de frases arrebatadoras de improperios, en una frenética
carrera de poder, hasta culminar en el clímax en un derroche histérico de pasión,
donde los gemidos se adueñan de los suspiros y reclamos del ser… Ibas sacando
de mis entrañas, todos los desechos de mi alma desbocada como si fueras un
psicólogo, y que yo, ignorante de mí, iba echando fuera como vómitos de sangre,
lo que tanto daño me habían hecho durante décadas…Sólo me interrumpías para que
te contara con pelos y señales las citas más ardientes y escabrosas de la
alevosía de mi prosa, que salía de mi boca pidiendo justicia y un poco de
comprensión hacia mi herido corazón…Se acercaba la hora de la verdad y ya no
sabía cómo salir de ella… Encumbrada mi vida, siempre expuesta a tu devenir
diario para tus fantasías eróticas…pues…Yo creía que nuestras charlas eran comprendidas
y apreciadas por tus delicadas palabras, por eso estaba dispuesta siempre chateando
sobre las teclas, mientras tú les daba alegría y disfrute al teclado de tu vida
como si fuera una película pornográfica… Me encontraba en un callejón sin
salida, cuando de repente te presentaste ante mí como un ángel salvador, sin
darme cuenta que te hice cómplice de mi vida, como si pudieras rescatarme de
las garras del cruento, contándote todas las miserias escondidas bajo la máscara
de mi alegría…siempre oculta… Lo único que anhelabas, era arrastrarme a las
tuyas para regocijarte de las miserias que me arrancaste con tu ladina sonrisa…Cada
día que pasaba sentía que me amabas, incluso que me deseabas, y por las noches
cuando me acostaba sentía tus labios acercarse a mi boca…Tus caricias me
llenaban el cuerpo de fuego, y de madrugada me despertaban el rocío de tus
besos alrededor de mi cuello…y cuando me di cuenta de todas tus mentiras, ya
era demasiado tarde para mí…pues…Me enamoré de ti como una colegiala, a pesar
de saber por los derroteros donde nunca hubiera querido caer…Y por eso estoy
aquí…Callada y fiel al amor que un día desprendí, cuando aún no entendía el
porqué te presentaste ante mí como un caballero errante, buscando el amor
apasionado en una mujer a través del chat, teniendo a tu lado alguna que otra
señora que te quiere y te adora de verdad…Y estando en éstas diatribas caí en
la cuenta de que lo único que te hacía vibrar de emoción, eran las pasiones
ocultas en la prosa narrativa de mi poesía…Descubriste entre líneas que estaban
escritas al rojo vivo con la sangre derretida del volcán de mi vida…pues… Toda
yo era lava pura derramándose en cada palabra que salía de mi alma herida, y tú,
frío como el témpano como eras, te quemaste con mis frases ardientes de pasión,
y te enamoraste de mi espíritu libre… y de mi alocado corazón…
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