domingo, 30 de abril de 2017

LOS SECRETOS DE MI GARGANTA.- (MICRORRELATO)



Hay un motero por ahí que me arrancó los besos de raíz, y cada vez que cierro los ojos se dedica a posarse en mis labios como si fuera una flor de alhelí…y de madrugada me recorren su recuerdo entre las sábanas de mi cama, y antes del amanecer me despiertan los rugidos de su moto escapándose por los resquicios de la ventana, desapareciendo tras los ecos de la montaña… ¡Adiós amor mío! Tan sólo fue necesario un beso para que se quedara entre los sueños míos…Y me vuelvo a dormir con los rayos del sol acariciándome la cara como si fueran los besos de su alma… No puedo ver su cara, porque cada vez que lo veo se me rompe la mirada…Es sólo una fotografía del hombre que cambió mi forma de ver la vida…pues…Algo surgió entre los dos que aún, por muchas vueltas que le dé, jamás lo podré entender…Era un tipo rústico, apenas tenía estudios, sencillo, llano, humilde…Se presentó ante mí casi sin afeitar…con unas canitas blancas que le serpenteaba alrededor de su cara y en las sienes le plateaban…con unos cuantos rizos negros que le caían sobre la frente que le daban un aire aniñado, y cuando sonreía le salían dos hoyuelos en la cara que me encandiló…Venía con el pantalón debajo de la tripita que sujetaba con la hebilla del cinturón, y una camisa vaquera algo desaliñada que me sacó una risotada escondida tras la garganta…pero…tenía ese toque peculiar que me gustaba a rabiar…y ahora no paro de pensar en él como si estuviera dentro de mi ser…Oye…escúchame…Ven a mi lado, te necesito, me haces falta…tienes que hacer todo lo posible por venir, porque si tú no vienes enseguida…yo te juro por mi vida que me tiro al monte y te busco en cualquier hombre que me diga…Hola mi niña…o…Porque se te parezca en la silueta…y he conocido a un tipo que tiene tus ojos, tu boca y tu sonrisa…y eso corazón mío…eso es lo que a mí me da la vida…y me enciende la mirada…Somos dos adultos que nos comportamos como niños metidos en un cuerpo de mayores, y nos damos unos besos y abrazos como si tuviéramos la edad del pavo…pero… En reposado, tranquilo, exigente, atento, modulando los suspiros de la ansiedad que, con ansia, me urge a saborear cada pedacito de tu boca como si fuera un dulce caramelo de menta y anís…pues… Me he enamorado, ¡vaya que sí! Como una perra, ¿qué hacemos? ¿Qué pasa? ¿Acaso sólo se enamoran los hombres de esa manera tan carnal? Quizás esté muy mal visto en ésta actualidad del hoy presente…mañana inmediato…ahora… ¡Ya!…Por mucho que digamos que la sociedad está cambiando, ¡mentira cochina! Hipocresía verbal de tanta mediocridad, incluso los más jóvenes se sonrojarían al ver a dos mayores besándose a brazo partido en medio de la calle…sorprendiéndose con gestos y exclamaciones…como si tan sólo ellos tuvieran derecho a exhibirse en todas partes en un derrochado abrazo de pasión… Esa ansiedad de compartir los deseos más primitivos debajo de la cama, para algunas mujeres de edad madura les parecen de lo más ridículo e inverosímil, y por eso se encuentran escondidas tras las rejas de su garganta, acallando los deseos de amar y ser amadas… como tú y yo…Esta loca pasión que nos ata y desata a ti y a mí es lo que nos llevará a la perdición de nuestro amor…pues…Te encontré demasiado tarde para mí, corazón mío, tú no habías nacido cuando yo correteaba los caminos del colegio con mi cuaderno de dos rayas, y mi lápiz, lapicero…y escribía en una cuartilla cuadriculada con la tinta del tintero…tinta de la china…Y ahora te presentas ante mí, ni joven, ni tan mayor…Tan sólo eres un hombre más, que dice estar enamorado de una señora de cierta edad….Y enamorada como doña Inés de don Juan, cambiándose las tornas de esa obra universal por asuntos de moralidad… ¡Oye tú! ¿Quién yo? Sí, sí tú… ¡Escucha! Que a mí no me valen las prisas, ¡eh! Que el amor en éstos momentos de mi vida está lleno de pasiones escandalosas que no se pueden ni aguantar, y me entran unas ansias de ti, que mejor me las guardo…no vaya a ser que te asustes y salgas corriendo, porque éstas hambrunas a algunos hombres de cierta edad los asustan y los sobrecoge, pero, yo te juro por mi vida, que cada vez que te veo se me desbarata hasta el pensamiento, pierdo la compostura y se me bloquean las entidades de mi verdadera personalidad…Estás como para comerte de la cabeza a los pies, y siento unas fuerzas feroces de gritar al mundo entero que te deseo con la alegría de mi cuerpo, y como te pille en medio de un cerro, arraso contigo y te chillo los suspiros de mi pecho en la boca, que por pudor me los callo…pero…En la intimidad de la noche, te susurraré los secretos de mi garganta callada, con las voces de las llamas, ¡fíjate cómo será éste deseo! Que hasta los más escondidos y encerrados en mi pecho, saldrán quebrantados de placer…y de tanto silencio…

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