Hay un motero
por ahí que me arrancó los besos de raíz, y cada vez que cierro los ojos se
dedica a posarse en mis labios como si fuera una flor de alhelí…y de madrugada me
recorren su recuerdo entre las sábanas de mi cama, y antes del amanecer me
despiertan los rugidos de su moto escapándose por los resquicios de la ventana,
desapareciendo tras los ecos de la montaña… ¡Adiós amor mío! Tan sólo fue
necesario un beso para que se quedara entre los sueños míos…Y me vuelvo a
dormir con los rayos del sol acariciándome la cara como si fueran los besos de
su alma… No puedo ver su cara, porque cada vez que lo veo se me rompe la
mirada…Es sólo una fotografía del hombre que cambió mi forma de ver la
vida…pues…Algo surgió entre los dos que aún, por muchas vueltas que le dé,
jamás lo podré entender…Era un tipo rústico, apenas tenía estudios, sencillo,
llano, humilde…Se presentó ante mí casi sin afeitar…con unas canitas blancas
que le serpenteaba alrededor de su cara y en las sienes le plateaban…con unos
cuantos rizos negros que le caían sobre la frente que le daban un aire aniñado,
y cuando sonreía le salían dos hoyuelos en la cara que me encandiló…Venía con
el pantalón debajo de la tripita que sujetaba con la hebilla del cinturón, y
una camisa vaquera algo desaliñada que me sacó una risotada escondida tras la
garganta…pero…tenía ese toque peculiar que me gustaba a rabiar…y ahora no paro
de pensar en él como si estuviera dentro de mi ser…Oye…escúchame…Ven a mi lado,
te necesito, me haces falta…tienes que hacer todo lo posible por venir, porque
si tú no vienes enseguida…yo te juro por mi vida que me tiro al monte y te
busco en cualquier hombre que me diga…Hola mi niña…o…Porque se te parezca en la
silueta…y he conocido a un tipo que tiene tus ojos, tu boca y tu sonrisa…y eso
corazón mío…eso es lo que a mí me da la vida…y me enciende la mirada…Somos dos
adultos que nos comportamos como niños metidos en un cuerpo de mayores, y nos
damos unos besos y abrazos como si tuviéramos la edad del pavo…pero… En
reposado, tranquilo, exigente, atento, modulando los suspiros de la ansiedad
que, con ansia, me urge a saborear cada pedacito de tu boca como si fuera un
dulce caramelo de menta y anís…pues… Me he enamorado, ¡vaya que sí! Como una
perra, ¿qué hacemos? ¿Qué pasa? ¿Acaso sólo se enamoran los hombres de esa
manera tan carnal? Quizás esté muy mal visto en ésta actualidad del hoy presente…mañana
inmediato…ahora… ¡Ya!…Por mucho que digamos que la sociedad está cambiando, ¡mentira
cochina! Hipocresía verbal de tanta mediocridad, incluso los más jóvenes se sonrojarían
al ver a dos mayores besándose a brazo partido en medio de la calle…sorprendiéndose
con gestos y exclamaciones…como si tan sólo ellos tuvieran derecho a exhibirse en
todas partes en un derrochado abrazo de pasión… Esa ansiedad de compartir los
deseos más primitivos debajo de la cama, para algunas mujeres de edad madura les
parecen de lo más ridículo e inverosímil, y por eso se encuentran escondidas tras
las rejas de su garganta, acallando los deseos de amar y ser amadas… como tú y
yo…Esta loca pasión que nos ata y desata a ti y a mí es lo que nos llevará a la
perdición de nuestro amor…pues…Te encontré demasiado tarde para mí, corazón mío,
tú no habías nacido cuando yo correteaba los caminos del colegio con mi
cuaderno de dos rayas, y mi lápiz, lapicero…y escribía en una cuartilla
cuadriculada con la tinta del tintero…tinta de la china…Y ahora te presentas ante
mí, ni joven, ni tan mayor…Tan sólo eres un hombre más, que dice estar enamorado
de una señora de cierta edad….Y enamorada como doña Inés de don Juan, cambiándose
las tornas de esa obra universal por asuntos de moralidad… ¡Oye tú! ¿Quién yo? Sí,
sí tú… ¡Escucha! Que a mí no me valen las prisas, ¡eh! Que el amor en éstos
momentos de mi vida está lleno de pasiones escandalosas que no se pueden ni aguantar,
y me entran unas ansias de ti, que mejor me las guardo…no vaya a ser que te
asustes y salgas corriendo, porque éstas hambrunas a algunos hombres de cierta
edad los asustan y los sobrecoge, pero, yo te juro por mi vida, que cada vez
que te veo se me desbarata hasta el pensamiento, pierdo la compostura y se me
bloquean las entidades de mi verdadera personalidad…Estás como para comerte de la
cabeza a los pies, y siento unas fuerzas feroces de gritar al mundo entero que te
deseo con la alegría de mi cuerpo, y como te pille en medio de un cerro, arraso
contigo y te chillo los suspiros de mi pecho en la boca, que por pudor me los
callo…pero…En la intimidad de la noche, te susurraré los secretos de mi
garganta callada, con las voces de las llamas, ¡fíjate cómo será éste deseo! Que
hasta los más escondidos y encerrados en mi pecho, saldrán quebrantados de
placer…y de tanto silencio…
No hay comentarios:
Publicar un comentario