Estaba pasando los peores días de mi vida y por eso salí a
airear mis emociones… Qué manera de desaparecer, qué cobardía,
vileza y todo lo que pueda definir a un hombre de mala persona…antes no me daba
cuenta de tanto como lo quería, de las cosas que me estaban ocurriendo, pues mi
relación con mi pareja era normal, al menos eso creía yo, ¡qué equivocada
estaba madre mía! El caso es que llevaba mucho tiempo sospechando
algo, hasta que lo vi con mis propios ojos a brazo partido con una tía
asquerosa…Perdón, lo siento, no puedo remediarlo pero esto de que te la peguen
de esa manera, delante de tu cara, la verdad, es que me hace perder los nervios
y ya no soy yo la que habla, sino el odio y la rabia, sobre todo si es una más
joven, y aunque me temía que no era la primera vez, seguía a su lado porque me
pedía perdón y por lástima, ¡qué error más grande por Dios! Seguro de que si
hubiera sido al contrario me deja tirada como una perra sin pensarlo dos veces,
pues éstos hombres que se las dan de muy echados para adelante y duros de
pelar, en el fondo son unos egoístas y dictadores, que hacen lo que les dan la
gana a escondidas y a su aire, pero que una ha de estar sumisa y callada,
vamos, como decía mi madre, encerrada en casa y con la pata quebrada, claro que
eso no está hecho para mí, ya que soy una mujer de cuidado y lo que no quiero
que me hagan no hago, así que sin más preámbulos, puse manos al asunto y lo
dejé plantado como las macetas y me dediqué a salir y entrar con quien me daba
la gana cuando quería, como quería y donde quería… hasta ahora… Me
desconcertaba tanto descontrol en mi vida amorosa…Estando un día desayunando
con mis amigas, me dijeron que por qué no buscaba pareja por las redes sociales
y es así que me veo chateando con un tipo, que a primera vista parecía un buen
hombre, ¡madre mía, qué equivocación! Me enrollé con él de la manera más tonta
que se pueda una imaginar, pues resulta que llevaba unos días de capa caída…
Menos mal que nunca le entregué todo mi amor, pues indagando en su muro me di
cuenta de que estaba rodeado de mujeres de edad madura, como yo, y es así que
empecé a sospechar lo que desde un principio me temía…lo bloqueé al instante,
más o menos como hago ahora. Últimamente estaba recibiendo muchas solicitudes
de amistad de jóvenes muy educados y correctos a primera vista, pero cuando me
empezaban a preguntar mi estado civil y mi edad, ahí me paraba a pensar el por
qué todos tenían esa pregunta en común, sobre todo cuando les contestaba los
años que tenía, y ellos a la velocidad del trueno me decían que la edad sólo
era un número, en fin, que éstos en lo único que pensaban era en el ñaca, ñaca
y punto pelota, ¡menuda era yo! A mí, la verdad y con todos mis respetos hacia
ellos, los chicos tan jóvenes me aburren lo que no hay en los escritos, no me
interesan para nada, y eso de darle besos a cualquiera no se me pasa por la
sesera, ni que fuera yo un pilla moscas, ¡anda y que le den! Hasta que lo
conocí... Y éste hombre tan fresco y descarado, que tiene un morro que se lo
pisa, ese que siempre está rodeado de mujeres guapas y hermosas, con el cual empecé
a chatear a través de internet, fue el que una mañana de otoño conocí en
persona y sin pensármelo dos veces le di un beso en la boca que se quedó
traspuesto…y como vivía en un pueblo, cada uno en su casa y si te he visto no
me acuerdo…pero…Me acordaba y no podía quitármelo del pensamiento ni siquiera
un momento…A él le ocurría lo mismo y es así que empezamos una relación de pareja
a lo lejos y de cerca…Quedábamos en vernos una vez al mes en el mismo lugar y a
la misma hora de siempre para tomar café, y luego veníamos a mi casa…hasta que
pasó un mes, dos y tres… Siento tus pasos en mis pies descalzo, tus abrazos en
mi cuerpo desnudo y tus besos ardiendo en mi pecho al descubierto…dime amor
mío, ¿qué pasa contigo? Quizás no te hayas ido del todo…pues…me dijiste que
vendrías a buscarme antes de caer la tarde y ya ha anochecido…y cuando cierro
los ojos sueño contigo como aquella mañana de otoño donde tú y yo nos
quisimos…vuelve a mis brazos, no te detengas, mira que ya han pasado muchos
atardeceres y se me pierden los pensamientos en el olvido… Apenas podía dormir
una noche entera, no hacía más que darle vueltas a las cosas pensando qué era
lo que había hecho mal para apartarlo de mí. A veces me sentía culpable de algo
que se me escapaba de las manos…quizás era yo la que lo había lastimado con mi
manera de ser tan espontánea y jovial, no lo sé, pero a éstas alturas de
nuestra relación, le había demostrado más que suficiente cuanto lo quería, todo
el amor que le profesaba y si alguna vez le hice daño, sería sin darme cuenta,
el caso es que no sabía qué era lo que pasó para alejarlo tanto…Quizás mis
celos… los suyos…no sé, pero algo se interpuso entre los dos, un muro cada vez
más alto nos separaba…Demasiada entrega por mi parte lo habría asfixiado del
todo…Es posible que pudiera ser su enorme ansiedad por tenerme siempre a su
lado…Demasiado control por parte de los dos, lo ignoro, pero de buenas a
primeras desapareció de mi vista, pues llevaba más de seis meses escondido bajo
el ala de su suplicio…A veces necesitaba creer que tendría un motivo lo
suficientemente grave como para no acudir a la cita…nuestra cita…Ahora, después
del tiempo transcurrido sin dejarse ver, me doy cuenta de que nunca me ha
querido, y que tan sólo me ha utilizado como válvula de escape…Esos eran mis
pensamientos cuando antes de caer la tarde sentí unos golpes en la puerta de mi
casa…Se presentó cabizbajo, triste y callado…no estaba dispuesta a ceder, le planté
cara y sin preguntarle nada empezó a balbucir cuatro palabras y medias…que si
no podíamos seguir de esta manera…que teníamos que terminar porque él vivía allí
y yo aquí…alcé mis brazos y empecé a gritar muy bajito para no alarmar a los
vecinos y me enfrasqué en un interrogatorio infinito, con temor de hacerle la
pregunta eterna del porqué se atrevía a venir al cabo de tanto tiempo sin
saber nada de él…Me asió de la cintura y empezó a besarme la boca con esa
pasión que emanaba de su cuerpo, y que a mí me trastornaba toda, de tal manera,
que caí rendida a su pies…
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