Amanece un nuevo día para mí y yo aquí triste y sola, ya ves
mi amor, tantos momentos que hemos compartidos eufóricos de pasión, y ahora
parecemos dos extraños, como si nunca nos hubiéramos conocido. Qué raro,
¿verdad? Como si jamás hubieran existido esos besos y abrazos que nos dábamos a
escondidas de todo el mundo…Debe ser por esa mera insulsez que te envuelve y
aprisiona de tal manera, que no te dejas ver del todo…esa pasta de la cual
estás hecho, livianos sentimientos que te caracteriza en tus idas y venidas…Era
uno de esos tipos que sólo buscaba en la mujer algo de placer para su propio
beneficio y sostén…La pena me embargaba desde que supe que ya no lo vería
jamás. Tenía el corazón destrozado de tantos embates que me estaba dando, unas
veces me quería, otras me odiaba y lo peor fue que de tantos vaivenes me quedé
indiferente…Tengo la vaga sensación de que pronto pasaremos el uno del otro…Era
la superficialidad que emanaba de su interior, la que me alejó de él, cuando a
través del tiempo compartiendo nuestra vida, me hizo ver la clase de persona de
la que me creía enamorada…Más de veinte años juntos, y lo único que había hecho
conmigo era maltratarme de la peor manera que se puede hacer con una mujer, que
sin clavarme cuchillo, ni golpearme siquiera, me estaba matando poco a poco con
sus cambios de personalidad, pues era un hombre de carácter bipolar, pero a
pesar de todo, lo quería más que a mi vida, y pensar tan sólo que pudiera
sufrir mi ausencia, en sus momentos de delirios pasionales, me dolía como si me
estuvieran rajando las carnes...¡Oye tú! ¿Quién yo? Sí, sí, tú…Sé que estás
sufriendo por mí, lo sé, y por mucho que te escondas y reprimas el llanto, las
lágrimas derramarán tus gemidos en tu pecho y te ahogaras en su silencio…Sabes
que lo has vuelto a hacer, que no es la primera vez, llevas toda una vida
jugando con la suerte de olvidarme, quieres alejarte de mí y no puedes, por eso
sé el dolor que te causa mi pena, ¡fíjate si te conozco bien! Que a pesar de
haberte querido tanto, tengo el corazón limpio y sereno porque contigo siempre
fui de frente y al fresco, y si algunas vez te hice daño, fue por defender mis
besos y mis sentimientos...Me has roto tantas veces el corazón que ya ni lo
siento, pero la pena y el dolor siguen alojados dentro…pues…a pesar de todo,
soy capaz de pasar por tu lado con la sonrisa en mis labios...y te miro a los
ojos con orgullo y descaro...No podía verlo llorar…hasta que me di cuenta de mi
error…Me estaba arrancando los sentimientos a pedazos y me sentía morir...Tenía
que enfrentarme a mis miedos de una vez por todas…y estando en éstos bravos
pensamientos…Me lo encontré de frente, apenas podía mirarme a los ojos, de sobra
sabía que estaba obrando mal conmigo, yo, la mujer que más lo había amado, la
que lo dejó todo por él, la que le entregó los besos más ardientes que hubiera
sentido jamás en su boca, ¡hasta el alma le di! No era dueña ni de mis
emociones, ni de mis principios, ¡los que me habían enseñado mis padres!
Dirigía mis más íntimos sentimientos, que allá donde él iba, lo seguía como un
perrillo perdido buscando a su amo, pues amo era de mi cuerpo y de mis
suspiros…no era nada sin él…Agachó la cabeza, tenía miedo de mirarme por la
vergüenza que le daba enfrentarse a su cobardía…¿Qué pasa ahora? Le pregunté…Se
quedó mudo, sin habla, apenas podía articular palabras…¡Siempre lo mismo,
siempre la misma historia por Dios! ¡Qué aburrida me tienes…! Y seguí mi camino
sin mirar atrás…Y por eso te encontré en medio de mis lágrimas, fue como una
ráfaga de aire fresco acariciando mis cabellos, y dándome la vuelta vi una
silueta entre las nubes…Quise correr y correr, no detenerme ante ese hombre que
me miraba a los ojos, con el azul del cielo reflejado en ellos…Me estaba
enamorando el alma con la brisa de su mirada…Ven, vuelve…no te
vayas…escúchame…sé que puedes hacerlo…Oí su voz susurrándome…Alguien me está
buscando…Sé que me quieres, que me llamas, que me buscas…lo sé mi amor, lo
sé…Seguía hablándome el viento…Hay una especie de locura entre los sentimientos
de mi amargura tan fuerte, que me llevó hasta ti…Estaba oscuro, no había nadie
por ninguna parte y sin avisarle, me lancé a su cuello y le apasioné el
cuerpo…Fueron tan sólo unos minutos mágicos, pues en el momento que se pudieran
repetir por alguna extraña razón, la magia se esfumaría al instante, y sería
como si no hubieran existido esos besos tan bellos y eufóricos que nos dimos tú
y yo escondidos en aquel rincón…y ahora, fíjate cómo me has dejado…sola y sin
tus abrazos…Me voy, necesito perderme por las calles, mezclarme entre la
gente…me ahogo…siento una opresión en el pecho que no me deja respirar…quiero
lanzarme al vacío y encontrarme con su libertad…Últimamente me sentía
desanimada por los embates que me daba ese hombre lleno de complejos, temeroso
de enfrentarse a su triste realidad, con inseguridades del mañana inmediato,
puro artificio del mal…Ráfagas de viento, llanto de dolor, lágrimas de
fuego...roto mi corazón…Te llevaste mis secretos ocultos, mis intimidades, mis
sentimientos pecaminosos…no, pecaminosos no, que los sentidos que se entregan
con amor son puros y limpios…Corre, corre y no te detengas...Y por eso se cruzó
en mi camino con la fuerza del destino…Vino a visitarme en mitad de la noche y
bailamos un tango lento y apasionado entre besos de pasión…Me enamoré al
momento sin saber el porqué una mirada te llega a tocar el alma de esa manera
tan sutil…Pura fantasía para la armonía de mi vida...Te agarraste a mi cintura
con los deseos de la poesía, ¡vaya que sí! que sentí una caricia alrededor de
mi cuerpo que ardieron hasta los versos…Eran tus manos las que me recorrían
palmo a palmo entre sonetos y pareados…Cada pedacito de mí huelen a los
caramelos de tus dulces besos que me diste y yo te di…Tengo los brazos
impregnados con el aroma de ese tango lento…y apasionado...Nubes en el cielo,
pompas de jabón… Sábanas al viento, azul azulete, almidón...
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