Quisiera detener el tiempo en aquél
momento cuando te di el primer beso, recuperarte de nuevo y decirte con toda la
agonía que hay en mi cuerpo…¿Qué es lo que has hecho conmigo que me tienes el
corazón abatido de tanto como te pienso? Esto que tengo yo escondido entre
pecho y espalda no puede ser nada bueno, y seguro que tú tienes algo que ver
con ello, porque éste no poderte olvidar un momento es porque me quedé con
ganas de más…Quizás sea tú el hambriento de mis besos y los tenga de sobra y me
supera, me rebasa y me quema en las sienes su recuerdo…Es como un parásito que
se alimenta de mis ansias, mis desvelos y mis diatribas, que no hago más que ir
por la senda de la vida como una rémora, siempre pegada a ti…tras tu devenir,
tus pasos en el caminar de aquí y por allá…Es como si quisieras ocuparte de mis
pensamientos y me tienes loca perdida…Estás constantemente dentro de mí y
siento tantas ganas de llorar, que no paro de echarme en cara esto y lo otro,
como si fuera dos personas diferentes conviviendo conmigo...La mayor es esa
extraña mujer que no para de reñir a la jovencita que habita en mi interior, y
a la que no quisiera perder de vista nunca, ya que es la que me hace vivir
aventuras y desventuras llenas de situaciones estrambóticas, y que me hacen
tanto reír, soñar y vivir de una manera tan suspicaz, a la vez que sufrir por
amores locos, locos…En realidad no te quisiera olvidar nunca aunque me está
descuartizando las carnes como puntitas de alfileres, a picotazos limpios, con
unas punzadas que me atraviesan todo el costado… Tengo una rabia contenida que
si pudiera te estrellaría contra la pared, y un coraje de tenerme que tragar toda
esta ira...unas malas ideas cada vez que me acuerdo el porqué hice todo lo que
me pedías, como si fuera tu esclava...pero...¿esto qué es? ¡Dios mío de mi
vida! Que estoy enfurecida y con ganas de irme por ahí, perderme entre los
arrabales y hacer lo que me da la gana, y no que estoy aquí, quieta, esperando
que me llames, como si fuera tu novia…¿Qué novia ni ocho cuartos? Apenas puedo
creer que yo sea tan ingenua y estúpida…y encima cada vez que te veo, te
pavoneas delante de mis narices como un gallo de corral, ¡jolines! que me
sulfuras y me sofocas…¡Qué impotencia! Es como si quisieras ponerme a prueba y
lo estás consiguiendo, porque me encuentro al borde del abismo y ya no aguanto
más… Estaba al límite de mis facultades mentales, pues éste tío que conocí me
enamoró por completo o me hechizó, ¡vaya usted a saber! pero que me tenía con
las entretelas dislocadas, como si me hubiera embrujado, porque si me paro a
pensar no era mi tipo para nada…A veces pienso que me han echado un mal de ojo,
porque éste sentimiento no tiene ni pies ni cabeza, nada de lógica y por muchas
vueltas que le doy, sólo quiero tenerlo frente a mí y comérmelo a besos...mira
que me gustaron…Ya deshojé la margarita, ya me enamoré, ya me dijiste que me
querías…y ya me entregué…Creía todo lo que me decías, fíjate lo ciega que
estaba, que no veía lo que había tras el cristal de ésta fantástica aventura…Me
sentía depresiva y sola, pues últimamente me encontraba con las defensas bajas,
además con tantas carencias que cuando me hablaste de amoríos, algo surgió en
mi interior que hizo latir de nuevo mi corazón. Desde la primera vez que me
enamoré, allá en la época estudiantil, nadie me había vuelto a regalar el oído
de la manera que tú lo hacías…y me cautivaste toda, todita, toda…que...Como un
pescador te posaste en mi cintura, amigo mío, que me echaste el anzuelo en lo
más profundo de mi ser y me sacaste mis más íntimos secretos, sacando a flote
todos mis temores, seduciéndome poco a poco buceando con el casco de tus
pasiones ocultas, y cuando me di cuenta de tu verdadera realidad, me
abandonaste con la escafandra de tu frialdad, haciéndome creer que yo te había
sido infiel…No sabía hasta dónde querías llegar, aromatizada como estaba con
tus ramos de flores, tus halagos nocturnos, haciéndome creer la más bella entre
las bellas…hasta que te descubrí…Y por eso ando llorando como una quinceañera,
de rabia y de impotencia de verme ultrajada en lo más profundo de mi ser,
pues…¿Cómo iba yo a saber que lo que tú querías era sexo por Internet? Pequé de
inocente y pardilla, como dicen las malas lenguas, y ahora no tengo más remedio
que urdir una estratagema, encontrar la forma de enredarte entre mis
entretelas, de manera que pagues todo ese mal que me has hecho padecer, porque
me siento dolida, ¿te enteras? y tengo unas ganas de vengarme que no te puedes
hacer a una idea de lo que una mujer puede llegar a hacer…Estuve dándole
vueltas a la cabeza, ideando un plan que a éste se le iba a caer el pelo…Y me
fui a su pueblo con todo mi bagaje y mis armas de mujer…Como no tenía apego en
la capital y ya me había jubilado, hice mis maletas y allá que me presenté como
una diva, toda llena de sensualidad, pavoneándome por todas partes para que me
viera pasar…Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario