Pasé de refilón por tu vera y de
reojo vi tu silueta y pensando que me seguirías de cerca, mantuve mis pasos sin
volver la cabeza, y cuando llegué al cruce de la carretera, me di cuenta de que
ni estaba al lado ni me seguías de cerca…Fue tan sólo una corazonada la que
traicionó mi ojeada, o quizás fueron las ganas que tenía de que me abrazaras, y
por eso me senté en aquella piedra para ver si de verdad me querías, o es que
me había equivocado de silueta…Y mientras te esperaba las flores me miraban con
la carita sonrosada…¡Cómo me gustaría perderme por ahí! Entre el follaje verde
y el jardín del amor…¡Ay jardinero, qué bien riegas las flores de mi huerto! Y
tú seguías regando con el agua en alto, hacia arriba para que cayera vertida en
mi terreno como lluvia caída del cielo…¡Corre, corre para encontrarte conmigo!
Ven hacia mí, lánzate en picado y sabrás lo que es un cuerpo enamorado…¡Corre,
corre! No te detengas que quiero decirte al oído que siempre has sido tú el
único hombre al que yo más he querido…No sé por qué me dejé llevar por mis
impulsos, jamás me he podido dominar, debe ser esta furia ciega que me
enloquece el corazón y me dan ganas de matar…Y por eso estoy triste porque sé
que tú también lo estas, que te imagino aguantando la respiración para no dejar
escapar los suspiros que en tu alma están aprisionados por las ganas de
llorar…Y te veo con el gesto roto de dolor, disimulando una aparente alegría
con la falsedad de tu mirada perdida…y alerta en la pregunta de cómo no te
diste cuenta de mi traición…No, no mi amor, te mentí, jamás te traicioné, nunca
en mi vida, porque nada ni nadie me atrapa el corazón como tú…No podría estar
con cualquiera, ni aunque me gustara un poco siquiera…No podría besar otra boca
que no fuera la tuya, ni abrazar otro cuerpo ni dejarme mecer en el vaivén de
la pasión…Ni entregar mis gritos de placer a nadie que no seas tú…Contigo me
muestro descarada y dispuesta a lo que venga, dando rienda suelta a mi
descabellada lengua…toda arrebatada por la fogosidad de la llama…tu llama siempre
ardiendo para mí…Tú eres mi hombre, mi amante, mi estrella, la flecha que guía
mis suspiros de noche y de día…que sin ti ya no sé lo que es vivir siquiera una
mañana de abril, ni mil primaveras que no sean verte después de anochecer y
amanecer también…Y por eso me encuentro abatida por aquella mentira que te dije
aquél día de la furia loca que me cegó la vida…No llores por mí, no me dejes de
querer, no me olvides y quiéreme siempre como ayer, como aquella tarde
que…Había gente por todos los caminos y subiendo aquella cuesta donde una vez
nos quisimos, nos echamos unos en brazos del otro, ¡qué bonito, qué bonito…! Y
cuando llegó el momento cumbre de la empinada y rocambolesca cima tuve que
ingeniármelas reptando por tus piernas como una serpiente venenosa, cuidando de
no envolverte demasiado para que no te cayeras rodando por los acantilados de
mi cuerpo…Y después de tanto ajetreo, tardamos una eternidad para
recomponernos, entre la bajada y subida de aquella dichosa cima, donde la
pasión nos arrastraba a despeñarnos como dos animales salvajes que se
estuvieran peleando por un bocado de carne…Y por eso hoy me encuentro
aquí…Caminando por la calle voy pensando en ti, es tanto lo que te siento en mi
alma que sé que desesperas por mi. Es un tira y afloja lo que nos une y
separa…Es éste orgullo inútil que nos aleja cada vez más. Quizás aún no estás
seguro de cuánto me quieres o te quiero y es por eso que la distancia es más
grande a la vez que cercana…Es el hilo mental que nos une y me dice que estás
ahí…a la espera latente por mí…Y te encontré en medio de mi camino, no hizo
falta más que una mirada para que supiera que todavía me amabas, tus manos me
hablaron rozándome las palmas y tus brazos rodearon mis hombros con el dolor
que pesaban en tus ojos…Me susurrastes el cabello con los suspiros que salían
de tu pecho...y yo te acaricié los labios con la seda de mi deseo, mientras tu
boca y la mía se encontraron con la agonía del hambriento…Y se rimaron los
versos con la poesía de nuestros besos y se fusionaron entre las piernas y los
brazos con las caricias de nuestras manos…Y saltaron chispas por los
alrededores de nuestro cuerpo con la sintonía de los movimientos…bailando la
danza del fuego…
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