El corazón me dio un vuelco cuando... Andando cuesta arriba
vi a una señora aparcar su coche, cruzar la carretera y montarse en otro auto
en cuyo asiento la esperaba sentado un hombre... Algo me hizo estremecer... mil
punzadas atravesaron mi pecho y un nudo en la garganta me dejó sin habla
sellando mi boca con hilos de fuego... Mi alma agonizante detuvo mis pesares
combatiendo con los misterios de mi carne... estaba llena de dudas y dolor, los
labios me temblaban, apenas podía pronunciar aquella palabra que en las noches
de ensueños se mecía en mi vientre como si fuera una nana... Amantes, somos
amantes... Una lágrima resbaladiza cae sobre mi rostro pensando en el ayer,
cuando tú y yo nos amábamos con la ansiedad de los infieles... Te amé, ¡vaya
que te amé! Te amé con toda la juventud y las ilusiones de los primeros besos
lentos, esos que se alargaban en los bancos de los jardines bajo la luz de la
luna, ¡qué bonito, madre mía, qué bonito...! Después seguíamos andando juntos de las manos por
callejuelas oscuras, y al menor descuido me enlazabas por la cintura para
besarme otra vez... no te cansabas nunca de besarme, sobretodo donde no habían
testigos de nuestras abrazos apasionados... Luego, cuando me acompañabas hasta
casa, nos acariciábamos en el portal a trompicones y con prisas... Siempre con
prisas... Éramos tan osados e inocentes... había tanta pasión... te amaba tanto...
y ahora mírame cómo me encuentro, toda triste y desolada al ver un hombre
esperando a una mujer, más o menos como hicimos la última vez que estuvimos
juntos, ¿te acuerdas? Ya ves, sólo ha pasado un mes y parece como si hiciera
años que no tenemos una cita, una de esas citas donde a pesar del tiempo
transcurrido de los locos años de la juventud perdida, los besos siguen siendo urgentes
y precipitados, y por eso... Siento recelo de aquellos abrazos a escondidas,
siempre a escondidas...Era una pasión desbordada y prohibida... Me pregunto por
qué todo lo prohibido es lo que más enamora los sentidos... ¡Ay Señor mío! ¡Qué
debilidad la mía...! Precisamente en éste momento es cuando más temo
perderlo... Tengo miedo a sucumbir... ¡Vaya palabra más antigua! ¿Quién ha
hablado? Unas risas se oyen a lo lejos... Deben ser rumores que pululan por
generaciones actuales... Contengo la respiración y alguien a mis espaldas se
alza aclamando... Es una palabra antigua y actual a la vez...pues... Sucumbir
está de moda... Hago oídos sordos a las voces y sigo caminando... Tengo miedo
de volverte a ver... Hay algo dentro de mí que me inclina a seguir tus pasos...
cierro los ojos, los abro y miro al cielo... Vuela mi alma por altas esferas,
vuela lejos y sin tregua que seduzca mis caderas... Vuela pervirtiéndome toda
entera arrastrándolo a mi vera con el señuelo voraz de la entrega sumisa y sincera,
dueña de la vida y la leña que calienta la chimenea de mis venas con la caricia
de su lengua... Maldita lengua que regó los encajes de mis sentimientos con sus
besos de fuego elevándome hasta el mismísimo cielo, haciéndome caer como los
ángeles del infierno... Y ahora me las veo y las deseo para arrancarte del
pecho desde que se cruzó en mi camino esa señora que me ha traído de nuevo tu
recuerdo, ese que había borrado de mi vida o así lo creía, y ahora tengo miedo...Yo,
que estaba tan segura de no rendirme jamás, esa mujer me ha hecho recordar los
gritos que salieron alocados de mi garganta... Sigo caminando, pero una fuerza
poderosa me hace girar la cabeza y vuelvo la vista atrás... Veo dos figuras
besándose a través del cristal... Un suspiro apenado escapa hacia aquél beso
lento, lejos del mundanal ruido para entregarnos al deseo... Eran pasiones, sólo
pasiones las que tanto gustan y atrapan, que aún a sabiendas de que no era
lícitas te arrobaban el alma... Alma que prohibía cualquier sentimiento que la
pusiera en evidencia... El alma es como una pompa jabonosa que al tacto con el
amor explota, y por eso...Jamás dejarás de buscarme... Conoces todas mis
debilidades y las pasiones que me embargan... pues... Soy como un alma errante
que va recogiendo pedazos de vida, destrozos humanos que me encuentro según
camino... Ladrona de frases hechas pululan por el aire a través del tiempo, o
son ellas las que se mezclan con mis cabellos que vuelan atrás y adelante como
si fuera una más de éste antro impersonal... Dime tú, ¿qué es lo que voy a
hacer con tantas historias inacabadas y que desean siempre un final feliz? Sí,
sí... sobretodo feliz... pues... Me tachan de desvergonzada, de mujer indecente
y de buscona... ¿Quién habla? ¿Dónde está la dueña de esa voz? Aquí, aquí,
estoy detrás... Era una señora de edad madura, algo metidita en carnes... Se
dirigió hacia mí y mirándome a los ojos me dijo... Aunque vista canas y calce
alpargatas, una puede seguir bailando al ritmo de salsa con movimientos sexis
de cintura y caderas... y correr descalza sobre arenas de fuego hasta que lo
decida el cuerpo...
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