Te comí la
boca a besos, te abracé el cuello y te arrastré para los adentros...Te susurré
al oído palabras ardientes de amor y verdes, muy verdes y tu a medias
decías…más, más…Apenas podías hablar, tan sólo escuchar mis exigencias cada vez
más fuertes y verdes, siempre verdes como los campos de hierba verde, donde
pastan los animales al libre albedrío de su naturaleza, comiendo todo lo que se
encuentra en su camino siempre, y yo como una oveja descarriada me perdía entre
brincos de pasión, dejándome llevar hacía praderas desconocidas y lugares
peligrosos, y tú tras de mí, queriéndote llevar a la boca la hierba verde que
seductoramente te ofrecía como pétalos de flor…A lo lejos se oían voces y
gritos. Avisos y llamadas de atención del buen pastor, alertándome de que me
podría despeñar, y yo seguía y seguía sin volver la vista atrás, tan sólo
pensaba en volar y dejarme llevar por las emociones del momento actual, sin
pensar, ofreciéndome al azar bajo la sospecha de caer por barrancos y
terraplenes, y todo lo que se presentaba ante mi, como ésta gran aventura que
era la locura de vivir siempre expuesta a la merced de mis
sentimientos...¡Corre, corre…! Decía mi alma desbocada como mujer enamorada
buscando más allá de la libertad…¡Corre, corre, sigue adelante…! ¡No te
detengas, no vuelvas la cabeza, sigue tus impulsos de pasión…! Nada, ni nadie
me importaba, ni de lo que me pudiera encontrar en el camino, mientras tu
corrías y corrías cada vez más, aligerando el paso con placenteros abrazos de
amor, y yo, sumida como estaba en ese afán de ofrecerte mi boca a retazos.
Trocitos de caramelos…De un salto, mis piernas veloces volaron revolcándome
sobre la hierba verde, sintiendo la suave brisa de tus suspiros en mi oído, las
caricias de tus manos alrededor de mi cuello y las gotas de rocío fresco hasta
por dentro de mi cuerpo…¡Bésame, bésame…! No paraba de susurrarte al oído con
mis brazos abiertos al mundo, al mundo que era tu existencia, toda entera para
mí y yo para ti, desnuda mi piel y despierta mi carne llena de pasión…Para tu
boca, para tu alma y para mi cabeza loca…Loca, loca, loca…Que no quiero estar
cuerda, que sólo deseo estar todas las horas escribiendo como Federico García
Lorca…Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la
mar y el caballo en la montaña…Y de nuevo me hallo caminando por la calle,
reviviendo cada momento de ayer, tan rico y bueno para mi alma, que me
reconforta tanto el espíritu, llenando mi cuerpo de verdadera vida de pasión,
pues qué sería de mí sin ésta gran locura de vivir al libre albedrío de los
latidos de mi corazón…No quisiera yo entramparme en una moral llena de
obstáculos, cuando a cada paso que doy, mis sentimientos se enaltecen con tanto
amor que me desborda el alma entera, dejando mis letras volar al ritmo de mi
sentir, sabiendo de antemano que quizás traspase las fronteras de la moralidad,
como si fuera algo malo y pecaminoso
unos sentimientos anidados en lo más profundo y recóndito de mi ser,
resurgiendo sin saber, ni cómo ni cuando, ni por qué, tan sólo las letras
sabrán el motivo de salir pregonando con todas sus sílabas y vocablos, palabras
locas y atrevidas frases de pasión dejándolas caer por Internet, como si esto
fuera un patio de colegio donde los corrillos se forman para cotilleos de
grandes y pequeños, y yo aquí disfrutando del placer de escribir...Trocitos de
caramelos, látigos de acero…No quisiera yo dejar atrás éstas fantasías
eróticas, y desesperar a miles de mujeres entrampadas en mi alma inquieta, sin
echarlas a volar por la cruda realidad de su avatar, como si fueran parásitos a
seguir arrastrando sentimientos ocultos en una sociedad impuesta por el buen
hacer de la lógica civilización, tan sólo por creer que una nunca pudiera tener
pensamientos atrevidos y audaces, llevándolos a cabo en un fantástico viaje por
el interior de su corazón, expresando sin pudor una aventura más entre un
hombre y una mujer de edad madura, como si el amor y el sexo tan sólo fueran
cosas estipuladas por las leyes del razonamiento hormonal, en su más puro
apogeo de calenturas intravenosas, dejando de lado los sentimientos que nacen a
través del paso del tiempo y de los cambios naturales de nuestra mente y
corazón...Y por eso no paro de pensar en ti, haciéndome mil preguntas del
porqué ayer me comías a besos, dando un paseo por toda la calle tan a gusto,
los dos juntitos de la mano, parándonos a cada momento por lugares estratégicos
para abrazarnos como dos enamorados, ¡vaya que si! Como cuando nos conocimos,
¿te acuerdas? Hace ya tantos años que estamos juntos y separados que ya no sé
ni qué pensar, pero me cuesta creer que hoy me dieras de lado…No paro de pensar
en ti, tu mente y la mía, siempre estarán unidas por esa corriente de vida,
sexo y pasión compartida, aventuras y desdichadas locuras de amor…Verde que te
quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en
la montaña…
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