martes, 23 de diciembre de 2014

PASASTE COMO UN EXTRAÑO.- (MICRORRELATO)



Te colaste en mi casa, en mi cama y en mi cuerpo y ahora cada vez que te da la gana, entras y sales para robarme los suspiros que me da ésta ansia que tengo por atraparte la boca y volverte la cabeza loca, loca...Te quise desde todos los tiempos, ya ve, desde que no te tenía en mi pensamiento y cuando me viste caminar, entraste en ellos como si fuera su dueño dirigiendo cada mohín de mi cara, los gestos de mi cuerpo y hasta los suspiros que me salían del pecho…Y después de abrazarme, te dan las prisas por largarte…Como un extraño pasaste hoy delante de mí, si señor como un extraño y eso me pone a parir, sobre todo porque lo haces siempre y después de tenerme. No comprendo cómo es posible que siga queriéndote sabiendo lo que sé. Tengo la impresión de que tienes miedo de mí, que cuando más te doy más me temes y es por eso que hoy pasaste de largo y sin mirarme a los ojos. Ya ves mi amor cómo te conozco que hasta te leo los más mínimos pensamientos. Por eso hoy me fui a buscarte porque sabía que estabas allí esperándome. Te estabas dando cuenta de que si seguías con esa actitud, tarde o temprano me perderías para siempre y eso es lo que no soportas. No sé cuando te vas a dar cuenta de que soy una mujer ya hecha a todas las consecuencias, pues años compartidos contigo me ha dado mucha experiencia, y que cuando tú pasas de mí, yo sigo mi camino tranquila y campante, y eso es lo que desbarata las expectativas que llevas maquinando por dentro de tus pensamientos, porque lo que tu quieres es que vaya tras de ti corriendo toda desesperada y llenita de celos. Eso era lo que hacía antes, pero ahora no…Ya no te voy a querer, ya no te voy a adorar, ni siquiera espero tu amistad que cuanto más me tenías, más me abandonabas, y yo ilusa de mí, me deshacía en lágrimas, y cuando veías una sonrisa pintada en mi cara, volvías a mis brazos tan sólo para robármela…Ya no te voy a esperar, ya no te voy a soñar, ni siquiera espero que regreses reclamándome para negociar, que cuanto más te regalaba más me querías quitar...No vuelvas a buscar mis besos, ni a exigir mis abrazos, ni me pidas que yo quiera tenerte un buen rato, que de tanto quererme y olvidarme se me ha vuelto el corazón indiferente y ya no sé ni lo que quiero. Miento, sé lo que quiero. Quiero que me quieras con ganas y con mucho deseo, hoy, ayer, mañana, siempre y hasta después de la muerte…Ya no dejaré mi cuerpo abandonado sobre tu pecho, que cada vez que me abrazas por las espaldas, me utilizas como si fuera una guitarra. Pareces un tuno…Un tuno muy tunante tocando las cuerdas de mis delirios emocionales, mientras me susurras en el oído esa serenata de palabras apasionadas…y cuando menos te lo esperas me lío a tocar la trompeta con todas las fuerzas de mis debilitadas emergencias, dejándome llevar por la música del concierto ese, donde cada toque de guitarra, enardecían los giros de mis sentimientos revoloteando con tus sonidos al viento…Al aire se quedó mi alma encumbrada, al aire quedaron expuesta todas mis flaquezas y poco a poco te hiciste el dueño de mis más íntimos secretos…y tú te vuelves a marchar…Pero por las noches mientras duermo se que tu mente y la mía están unidas, porque tus sentimientos se interpolan con los suspiros de mi alma…y te veo muerto de miedo cuando sabes que si no vienes, me pierdes y me pierdo. Por eso sé que me buscas de nuevo, ¡vaya que sí! Que te presiento. A veces tengo la impresión de que tenemos una conversación imaginaria. No imaginaria no, real, porque siento todo tu sufrimiento, cuánto me deseas, tus labios besando mi cuello y hasta entregándote a mi cuerpo…Me lo dice el corazón, y por eso salgo corriendo a por él. Es como una fuerza que aún sabiendo que luego me va a dejar, ahora me lleva hasta más allá de la eternidad. Es una llamarada encendida en la oscuridad y que yo sigo, porque si no, jamás volvería a ver la luz. La sigo, voy tras ella, es la trampa de la vida. Abro los ojos en la oscuridad y te veo…Veo cómo me miras, me sonríes y estiras tus brazos hacia mí, y de repente siento las palmas de tus manos acariciándome la cintura, las caderas y la espalda…Y de tu garganta salen palabras apasionadas de amor. Sé que son de amor porque tus labios me rompe el corazón a pedazos diciéndome…Eres la mitad de mi vida. Eres la mujer de mi vida ante los hombres y ante Dios…Corre, corre, me dice el eco de tu voz…Por eso fui a buscarte de prisa, de prisa…Era como si una fuerza sobrehumana me arrastrara hacia tus brazos, porque tú me estabas llamando a voces, ¿verdad? Y allí estabas sentado, cabizbajo, con la mirada perdida…Pasé de largo sabiendo que me verías y de un salto apareciste a mi lado, reclamándome, llamando mi atención, y cuando viste cómo me reía, te pusiste en guardia y me dijiste que todo se había acabado entre los dos. De acuerdo te dije, y adiós…Pero no te vas, te quedas a mi lado para darme explicaciones llenas de interrogantes y sin contestación. Me dices que cada vez estoy más metida dentro de tu cabeza y de tu alma, que no pegas ojo pensando en mí y que se te pasan las noches enteras sin dormir, que tenemos que dejarlo. No tiene seguridad en sí mismo, le entran remordimientos, si tiene remordimientos... Continuará…

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