Me gusta sentir las alas de mi
libertad, pasear por barrios antiguos, perderme por callejuelas adoquinadas y
rincones sin salida…ver a señoras sentadas en la puerta de su casa charlando con
las vecinas…Me encanta ver las tascas abarrotadas de hombres, donde golpes de
fichas y risas se mezclan con el griterío de los mercadillos ambulantes, y…Estando
observando a tanto trasiego de gente, llego al centro de la capital donde anchas
avenidas y escaparates de lujos te embullen de esplendor…Al momento el semáforo
parpadea y una moto se queda paralizada junto al borde de la acera esperando
que el verde me dé paso, y…Ese tipo motorizado, se queda mirándome
descaradamente las piernas…Un risueño hormigueo recorre mis adentros, haciéndome
sentir viva y segura…pues…Con mi falda negra de tubo estrecha estoy que rompo
moldes, y yo…Coqueta y engreída como soy, me siento la dueña de su morbosa
mirada y las ganas de tenerme bajo su mando y de rodillas, pero…Enseguida me viene
al recuerdo aquella inocencia perdida a la que una herida mortal la hizo sangrar…Me
morí…me morí cuando me dejó por otra…nunca fuimos novios, tan sólo había sido
mi chico y yo su chica. Nadie nos habían tenido en cuenta, ni mis padres ni los
suyos, los cuales desconocían nuestra historia…tampoco la pandilla, incluso sus
amigos se reían cuando nos veían andar juntos camino del instituto, mofándose
de nosotros con el apodo de…Los amantes de Teruel, tonta ella y tonto él, pero…Era
la chica más feliz del mundo, sobre todo cuando mi mano y la suya se rozaban…Estaba
tan ilusionada, tan enamorada…lo quería a morir…Fue mi primer amor, mi primer
beso y mis primeros roces sexuales, y aunque nunca pasé de ahí, jamás olvidaré
cuando me acompañaba hasta el portal y me despedía de él abrazada…Cuantas veces
tuve que taparme el cuello con el pelo para que mis padres no vieran los
rosetones marcados en el cuello…me daba una vergüenza…Entonces tenía quince
años y él dieciséis y todas las noches de verano, nos sentábamos en los bancos
de los jardines para besarnos…¡Qué poquito duró aquella aventura estudiantil…! Se
enamoró de otra y me abandonó, a partir de entonces…Una arpía se instaló dentro
de mi ser pagando justos por pecadores, usando a los hombres como pañuelos
nasales y poco más…pues…Me rebelé contra todo mi ser volviéndome fría y
calculadora mujer…Vivo la vida loca ajena a los sentimientos, y por eso…Crucé
la carretera ignorándolo por completo, empoderada y vengativa por aquella vieja
herida, pero…Nada más que doblar la esquina ahí que estaba esperándome…Un ronroneo
me susurra por dentro…pues…Esto de que me sigan me apasiona los huesos…Paso de
largo por su lado sin mirarlo, con la nariz apuntando al cielo, pero por el
rabillo del ojo lo veo sonreír…Y sigo mi andadura bajo la sospecha de una aventura…
martes, 20 de octubre de 2020
BAJO LA SOSPECHA DE UNA AVENTURA.- (MICRORRELATO)
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