¡AY PENA, PENA...! ( MICRORRELATO )
¡Ay
pena, pena…! Dame pena a mi cuerpo para que sienta que todavía lo quiero, que
quiero sentir esa pena del desamor y del desencuentro… Si, la pena de los
sentimientos… Esa pena que tenía dentro de mi pecho cuando pensaba que ya no me
quería, que estaba con otra y que albergaba oscuros pensamientos en lo más
profundo de mi pecho… ahogándome… como si me apretaran con las dos manos
fuerte, fuerte, con un nudo dentro de las venas de mi cuello… Se me estaban asfixiando las palabras, tropezándose unas con otras y se
quedaban para siempre dentro…como coágulos de sentimientos acallados por la
furia del requiebro… La misma pena que me arrebataba el alma entera a cuajo,
cuando era una quinceañera dulce y zalamera… Esa que sentía en el instituto
cuando los muchachos me miraban con la chispa del deseo… haciéndome latir el
corazón a mil y me retozaban los sentimientos con alas de sueños… Yo lo quería,
si, lo quería y lo amaba… ¡más que a mi vida…! Y ahora ya no sé ni lo que
siento… Acaso sea ya la dueña de sus sentimientos que ni me alcanzan, ni
lastiman y casi me importa un…ja, ja, ja… ¡un bledo! Esa sutil indiferencia es
lo que ni sentir quiero… ¡Quiero sentir hasta los pecados del mismísimo
arrepentimiento! ¡Quiero que la vida se entere de que existo y muero! Me rebelo
contra las leyes de la naturaleza, me rebelo… aunque la acepto en su
cautiverio…Me quedé arramblada en el instituto, si allí en mi amada Ceuta,
donde crecí entre las rocas de la playa y las miradas evitadas de la
adolescencia anunciada, si, esa que requiebra y que enamora hasta el tuétano
enloqueciendo la conciencia de las palabras… ¡Ay pena, pena…! Dame pena hasta
que me duela… Quiero seguir sintiendo esa pena para que sepa que todavía lo
quiero, lo deseo y lo espero… y no esta indiferencia sabiendo que lo tengo
preso en mis venas, sabiendo que la madurez está cerca y que soy la dueña de mi
vida, de la suya…y de la conciencia… ¡No! ¡Esa no es mi meta! Que quiero
desangrar mi corazón a golpes de pena y dolor y antes de llegar a la meta
despeinada y sin pena… pienso darle alas a mis letras con los versos que me
salgan del alma para que sigan revoloteando entre sus prosaicas palabras…
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