Me traicionaste, me engañaste con
otra…Me dijiste que era la única mujer de tu vida, que jamás habías querido a
nadie más que a mí, y fíjate cómo me has dejado…hecha polvo, una piltrafa…Más
de mil veces te lo pregunté, las mismas que juraste que no había nadie más que
yo, incluso te dije que si te gustaba esa, que te fueras con ella…jamás en mi
vida te he obligado a quererme ni a estar junto a mí, lo sabes, ¿verdad? ¡Vaya
que lo sabes! Me conoces tan bien…aún no comprendo a qué le tenías miedo, si a
perderme o a perder algo que no he llegado a comprender todavía…eres tan
ambiguo…el caso es que siempre lo negabas jurándome que sólo existía yo en tu
querer…Apenas veía a la gente pasar por mi lado, las lágrimas empañaban mis
ojos, me daba vuelta todo, quería morirme…si me hubiera atropellado un coche en
esos momentos me habría dormido en paz, pues hacía dos noches que no pegaba ojo…Iba
caminando despacio por la calle, dejándome llevar por las piernas que seguían
los pasos tras las huellas del llanto…Quería perderme entre la muchedumbre…Sabía
que había algo extraño en él, lo intuía, no sé por qué, pero eso de ser tan
comedido en sus palabras, siempre esperando mi reacción, me hacía temer lo peor.
Era demasiado meticuloso y por eso, solamente por eso empecé a dudar de su
honorabilidad. No podía creer que me dijera tantas cosas lindas al oído, como
si quisiera arrastrarme a terrenos resbaladizos en los cuales podría caer, sobre
todo cuando acababa de salir de una relación tormentosa, donde los celos y
pasiones ocultas estaban al cien por cien en nuestros encuentros furtivos…Cada
día aparecía en el escenario de mi vida con tímidas y esmeradas palabras a las
que respondía siempre lo que quería escuchar…Sospechaba que se parapetaba tras
su bonita sonrisa de monaguillo con cepillo en la mano… Algo en mi interior me decía
que deseaba atraparme para sus tardes de siestas con la morbosidad del
solitario…pues…Tenía una habilidad deliciosa para embaucarme en sus ardientes
palabras insinuándome a seguirle, y yo que estaba lastimada y llena de odio y
rabia, me dejé llevar por sus frases cariñosas…eran de lo más excitantes…Reconozco
que me deleitaban leerlas…Las vivía en todo su esplendor… como si estuviéramos desnudos
el uno junto al otro… besándonos…cerraba mis ojos y me veía sentada sobre su
vientre mientras me acariciaba las caderas…Era de lo más perturbador… Las
frases iban subiendo de tono…Poco a poco se mostró tal cual en todo su apogeo
de morbosidad al límite dejándose ver…quería arrastrarme a su terreno… Abrí los
ojos al momento…Había algo que se me escapaba de las manos…Le seguí la
corriente como había hecho desde el mismo momento que lo conocí…Le di la
vuelta…y mientras oía sus jadeos a lo lejos de la fantasía de mis letras eróticas,
le conté un secreto que tenía escondido dentro de mi corazón…Una aventura llena
de episodios de lo más rocambolesco…Si quería tema lo iba a tener…Hace muchos
años conocí a un hombre…Nos enamoramos… Teníamos encuentros apasionados en
cualquier rincón de la calle…en la oscuridad de la noche…en su coche, en el
mío…Entre ramas…A plena luz del día…me acosaba, me espiaba, me buscaba por
todas partes…tenía celos de todos mis amigos…Le puse tal énfasis a la historia
que parecía real, pues todo mi empeño era que se lo creyera…los escondites para
acariciarnos de lo más estratégicos, de manera que fueran creíbles, al mismo
tiempo susurraba despacito en las letras para excitarlo más…Podía oír su respiración
entrecortada…me lo imaginaba todo nervioso… Lo dejé caos…Después le dije que
esa conversación jamás la habíamos tenido, que se olvidara del tema y que no quería
hablar más del asunto…Me desconecté al instante…Antes del anochecer me volvió a
preguntar si era mentira o verdad…Irónicamente, le contesté que me lo había
inventado todo… pero… Con mis armas de mujer, le mostré su espejo, dejándole entrever
que podía ser una verdad escondida tras una enmascarada mentira, de tal forma
que se le llenó la mente de dudas…o sepa usted bien, qué pensará él…
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