Dicen las malas lenguas que donde hubo fuego quedan rescoldos, y verdad ha de ser cuando todavía habitas dentro de mi ser, y aunque no lo quiera reconocer, se me remueven los latidos cuando te veo…Deben ser cosas de los sentimientos esos que no paran de hablar como si quisieran persuadirme para que no escuche los consejos de la razón que, como siempre…Va vapuleando todo comentario cercano a ti, y yo que estoy cada día más lejos de su vida…Intento hacer oídos sordos a las aclamaciones de su llamada para no volver, donde sé que sigue esperando ésa sonrisa que lo llena de confort, y por eso me pregunto…¿Donde se quedaron los besos? ¿Y dónde ése te quiero incierto que repetía día tras días? En el recuerdo, allí se quedaron estacionados como si estuvieran esperando que los rescate el tiempo…No, no, el tiempo no, si no el destiempo…pues…Se saltaron todas las leyes impuestas por la sociedad…No tuve la culpa yo mi amor, si no…Esa ansiedad que tenía por besar tu boca sedienta de mí…Fueron besos arrebatados de las normas cívicas de la sociedad, una sociedad impuesta por los jueces del bien y del mal…Lo sé, aún arden como si fueran chispas de fuego en mis labios prohibidos, y corazón consentido, y por eso…Seguiré ardiendo en los infiernos con su recuerdo, porque me quema las entrañas con la daga de su labia…Una labia insidiosa que sin decir nada, envía órdenes para que siga tras su rastro como perrita en celo, que…Por mucho que trato de reprimir, salen a galope tendido hacia lugares recónditos que los protege de juristas y verdugos, mientras una batalla de piernas y brazos se aferran a seguir luchando entre suspiros y gemidos hasta llegar a la cumbre del poder, que…Ni pierde él ni gano yo, tan sólo una odisea más de un hombre y una mujer encadenados de por vida a padecer la hambruna sexual ante las carencias del hogar, para después…Arrepentirse de tanto deseo incontrolable que los domina y los deja a la intemperie de todo mal…¡Vete de mi vida! ¡Déjame en paz de una vez, que me estás matando a golpes de pasión! ¡Mientes, embustera, lianta! ¡Tú eres la culpable de mis desatinos! Me has vuelto loco, estoy perdiendo los estribos con tu boca de fuego, y ya no puedo vivir sin ti, te odio y te quiero…Mientras tanto, una lucha continua entre jadeos y gemidos se desafían a tropel en busca del placer hasta desfallecer de ira y poder, para después…Seguir caminando cada uno por su lado como seres extraños hasta volver a caer en la trampa de la red, ésa red que atrapa y enredan a los más débiles en un círculo vicioso que exprimen los sentimientos del alma, y por eso…Me apoyé sobre su pecho diciéndole…Me gustaría pasear contigo por la calle cogidos de las manos, ir al cine, comer tranquilamente, desayunar en una cafetería sin temor de que nos vea nadie, viajar, bañarnos en la playa y amanecer entre sábanas, eso es lo que me gustaría hacer…Sí, sí, tú sigue, pero no podemos…Lo sé, esto es lo único que tenemos, bueno, vete ya, hasta otra…Volví sobre mis paso sabiendo que ésa sería la última vez que nos veríamos, pero antes de perderlo de vista, paré en seco y me giré para verlo marchar…Gírate, mírame, y…Como si adivinara mis pensamientos, paró para decirme adiós, y llevándose una mano a la boca un beso envió que a mis labios prendió, y desde lo más profundo de mi corazón, le dije adiós, el último adiós a ése hombre al que entregué mi corazón…