Me siento bien, fuerte y poderosa, hay algo en mi interior que me dice que la felicidad está dentro de mí. Me encuentro verdaderamente la dueña de mi vida y de mis palabras, son las que escribo y digo en voz alta porque quiero que se lean y escuchen…Y por eso tienes tanto miedo. Temes ser esclavo de mis sueños siendo yo tu pesadilla. Temes saber tanto de mí y aunque haces y deshaces, ya sabes lo que quiero y te asustan mis sentimientos…Me conoces tan bien que hasta tienes miedo de mis pensamientos, de mis anhelos y de mis deseos…Siempre te has jactado que dominabas mis maneras, presumiendo que comía de tu mano, como una perrita sumisa y obediente, montándome como potranca galopando al son de tu fusta, y aún no te has enterado que la sumisión que poseo es porque te llevo por desfiladeros cuestas arriba hasta las verdes praderas y de un frenazo te tiro y te derribo y entre cañadas te hociqueo los cardenales de tu cuerpo…y te llevo a mi terreno…Tanto tiempo deshojando la margarita es como el cuento de pan y pimiento, pues como dos niños jugando al escondite es lo que nos atrae y nos repele, y entre que sí y que no, al final nos comemos el uno al otro cuando queremos y nos da la gana, y es que éste amor tan raro y fuerte a la vez es como la cadena de hierro, esa que teniendo el candado echado, la abrimos y la cerramos con la necesidad del deseo…Deseo tenerte a mi lado, comerte los labios a bocado y decirte al oído cuanto te quiero…Quiero estrangular con mis manos los pecados que tienes abajo, pues como capitana del timón de tu barco quisiera guiarte hasta la orilla, tumbarte en la arena y sentarme en tu vientre, cantarte la nana del vaivén de las olas y decirte al oído…Eres un polizonte escondido en el camarote de mi cuerpo, eres el viento que sopla mis velas, eres el mástil de mi barca…Y tú que me escuchas, me entrelazas las manos a las espaldas dejándome el alma a la deriva de vaivén de las tuyas como si fueras la brújula de mis pasiones, la veleta de mis deseos y el demonio de mis infiernos…Me tienes cuando quieres y quiero y cuando consigues lo que yo te regalo, te vas, me dejas y me intentas olvidar, pero no, estoy ahí, metida en tu cabeza y por eso utilizas tantas estrategias conmigo sabiendo de antemano que al final te rindes a mi paso, ¡fíjate cómo te conozco! Que hoy cuando me vistes subir por la pendiente te agachaste para ver lo que llevaba bajo la falda…Por eso me giré y te pillé con la picardía en tus labios…y yo que lo sé te guiñe un ojo y te quedaste con la miel en los labios…Por eso no tengo miedo de perderte, porque no puedes vivir sin mí, ¡fíjate qué cosas se me ocurren sentir! que hasta presiento tus pensamientos y sé cada movimiento de tu cuerpo…Sabía de antemano que te iba a encontrar en mi caminar, y corrí tras de ti. Corría a tus brazos y de un salto me abalancé sobre tu cuello y te comí la boca a retazos, apenas podías creerlo, y sin perder más tiempos me llevaste de la mano, hacía una mañana tan fresca y rica que me adelanté y aleteando con los brazos al aire te dije…¡Mira cómo vuelo! ¡Libre, libre me siento como paloma al viento! Y tú me miraste y me dijiste…Para, para chiquilla, no hagas eso y yo sonriendo…Pero, ¿a qué le tienes miedo? Quizás pensaste que saldría volando por los cielos…Sabes que no, que por los cielos, no, pero de tu vida si…Te asusta tanta libertad que desprendo en mi estilo y en mi manera de pensar, siempre tan endiabladamente pasional. Me dijiste que derrochaba alegría y ganas de vivir la vida loca, porque muchas veces me llamas, loca…No mi amor, loca no, sino viva. Viva por esa mirada ardiente tuya que no paras de decirme cuánto me deseas sin hablar siquiera, tan sólo ese huidizo y triste pestañeo que tienes cuando sabes que me pierdes…Me pierdes si me dejas de ver, si no te encuentro en mi camino aunque sea sólo una vez, un momento, un instante, porque yo te necesito, ¿te enteras? Necesito tenerte a mi vera un par de segundos, lo justo para rozarte los labios con los míos, o lanzarte un beso. Ese que tu y yo sabemos que nos tiramos con los dedos y que yo con mis manos los cojo al vuelo, ¡fíjate, qué cosas hacemos! que parecemos dos niños, siendo ya abuelos y es que será que no hemos crecido, que necesitamos el alimento de la vida como es ésta extraña forma de querer tan inocente y fogosa a la vez, que te quiero de noche y de día y tú sin olvidarme todavía…Y por eso me encuentro de nuevo en la duda de ese tira y afloja que tienes cuando pasas por mi lado con la indiferencia pintada en tu cara y otras veces te duele el verme y sales en mi busca como si temieras perderme, aligerando el paso corriendo como hombre hambriento, pidiendo limosna, y me paras, y me preguntas y me coges de las manos…Y me enlazas por la cintura con una fuerza diabólica con tal ansiedad en tu abrazo y en tu boca que me vuelve loca, loca…Y me retienes y me miras a los ojos con la pasión de tu entrecejo, haciéndome ver cuánto amor hay en ese mirar tuyo, dándome a entender que me quieres a pesar de los pesares…Y luego me dejas y te vas y te vuelves para que no me olvide que estarás ahí esperando, y yo que te quiero, me dejo querer mientras tanto, pues no hay otra manera de dejar éste amor tan raro que nos trae y nos lleva como si fuéramos títeres en sus manos. Éste amor tan estrafalario sabe demasiado, quizás hasta tenga razón o es que le dimos vida con nuestra pasión…Una pasión loca y desvergonzada, ya ni repara en nada…Por eso me arrastraste hasta la pendiente donde el follaje verde nos tapaba hasta las sienes, me sentaste sobre tus rodillas, me abrazaste la cintura y me buscaste la boca con la ansiedad del fuego, y yo que estaba ardiendo tuve que apagarla con la frescura de mis besos…Me doblaste el cuerpo hasta tocar mi cabeza la hierba del suelo y antes de cerrar mis ojos grité tu nombre con los suspiros del infierno…y desgarrando tu garganta me llevaste hasta el cielo con la agonía de mis adentros…
sábado, 16 de mayo de 2015
CON LA AGONÍA DE MIS ADENTROS.- (MICRORRELATO)
Me siento bien, fuerte y poderosa, hay algo en mi interior que me dice que la felicidad está dentro de mí. Me encuentro verdaderamente la dueña de mi vida y de mis palabras, son las que escribo y digo en voz alta porque quiero que se lean y escuchen…Y por eso tienes tanto miedo. Temes ser esclavo de mis sueños siendo yo tu pesadilla. Temes saber tanto de mí y aunque haces y deshaces, ya sabes lo que quiero y te asustan mis sentimientos…Me conoces tan bien que hasta tienes miedo de mis pensamientos, de mis anhelos y de mis deseos…Siempre te has jactado que dominabas mis maneras, presumiendo que comía de tu mano, como una perrita sumisa y obediente, montándome como potranca galopando al son de tu fusta, y aún no te has enterado que la sumisión que poseo es porque te llevo por desfiladeros cuestas arriba hasta las verdes praderas y de un frenazo te tiro y te derribo y entre cañadas te hociqueo los cardenales de tu cuerpo…y te llevo a mi terreno…Tanto tiempo deshojando la margarita es como el cuento de pan y pimiento, pues como dos niños jugando al escondite es lo que nos atrae y nos repele, y entre que sí y que no, al final nos comemos el uno al otro cuando queremos y nos da la gana, y es que éste amor tan raro y fuerte a la vez es como la cadena de hierro, esa que teniendo el candado echado, la abrimos y la cerramos con la necesidad del deseo…Deseo tenerte a mi lado, comerte los labios a bocado y decirte al oído cuanto te quiero…Quiero estrangular con mis manos los pecados que tienes abajo, pues como capitana del timón de tu barco quisiera guiarte hasta la orilla, tumbarte en la arena y sentarme en tu vientre, cantarte la nana del vaivén de las olas y decirte al oído…Eres un polizonte escondido en el camarote de mi cuerpo, eres el viento que sopla mis velas, eres el mástil de mi barca…Y tú que me escuchas, me entrelazas las manos a las espaldas dejándome el alma a la deriva de vaivén de las tuyas como si fueras la brújula de mis pasiones, la veleta de mis deseos y el demonio de mis infiernos…Me tienes cuando quieres y quiero y cuando consigues lo que yo te regalo, te vas, me dejas y me intentas olvidar, pero no, estoy ahí, metida en tu cabeza y por eso utilizas tantas estrategias conmigo sabiendo de antemano que al final te rindes a mi paso, ¡fíjate cómo te conozco! Que hoy cuando me vistes subir por la pendiente te agachaste para ver lo que llevaba bajo la falda…Por eso me giré y te pillé con la picardía en tus labios…y yo que lo sé te guiñe un ojo y te quedaste con la miel en los labios…Por eso no tengo miedo de perderte, porque no puedes vivir sin mí, ¡fíjate qué cosas se me ocurren sentir! que hasta presiento tus pensamientos y sé cada movimiento de tu cuerpo…Sabía de antemano que te iba a encontrar en mi caminar, y corrí tras de ti. Corría a tus brazos y de un salto me abalancé sobre tu cuello y te comí la boca a retazos, apenas podías creerlo, y sin perder más tiempos me llevaste de la mano, hacía una mañana tan fresca y rica que me adelanté y aleteando con los brazos al aire te dije…¡Mira cómo vuelo! ¡Libre, libre me siento como paloma al viento! Y tú me miraste y me dijiste…Para, para chiquilla, no hagas eso y yo sonriendo…Pero, ¿a qué le tienes miedo? Quizás pensaste que saldría volando por los cielos…Sabes que no, que por los cielos, no, pero de tu vida si…Te asusta tanta libertad que desprendo en mi estilo y en mi manera de pensar, siempre tan endiabladamente pasional. Me dijiste que derrochaba alegría y ganas de vivir la vida loca, porque muchas veces me llamas, loca…No mi amor, loca no, sino viva. Viva por esa mirada ardiente tuya que no paras de decirme cuánto me deseas sin hablar siquiera, tan sólo ese huidizo y triste pestañeo que tienes cuando sabes que me pierdes…Me pierdes si me dejas de ver, si no te encuentro en mi camino aunque sea sólo una vez, un momento, un instante, porque yo te necesito, ¿te enteras? Necesito tenerte a mi vera un par de segundos, lo justo para rozarte los labios con los míos, o lanzarte un beso. Ese que tu y yo sabemos que nos tiramos con los dedos y que yo con mis manos los cojo al vuelo, ¡fíjate, qué cosas hacemos! que parecemos dos niños, siendo ya abuelos y es que será que no hemos crecido, que necesitamos el alimento de la vida como es ésta extraña forma de querer tan inocente y fogosa a la vez, que te quiero de noche y de día y tú sin olvidarme todavía…Y por eso me encuentro de nuevo en la duda de ese tira y afloja que tienes cuando pasas por mi lado con la indiferencia pintada en tu cara y otras veces te duele el verme y sales en mi busca como si temieras perderme, aligerando el paso corriendo como hombre hambriento, pidiendo limosna, y me paras, y me preguntas y me coges de las manos…Y me enlazas por la cintura con una fuerza diabólica con tal ansiedad en tu abrazo y en tu boca que me vuelve loca, loca…Y me retienes y me miras a los ojos con la pasión de tu entrecejo, haciéndome ver cuánto amor hay en ese mirar tuyo, dándome a entender que me quieres a pesar de los pesares…Y luego me dejas y te vas y te vuelves para que no me olvide que estarás ahí esperando, y yo que te quiero, me dejo querer mientras tanto, pues no hay otra manera de dejar éste amor tan raro que nos trae y nos lleva como si fuéramos títeres en sus manos. Éste amor tan estrafalario sabe demasiado, quizás hasta tenga razón o es que le dimos vida con nuestra pasión…Una pasión loca y desvergonzada, ya ni repara en nada…Por eso me arrastraste hasta la pendiente donde el follaje verde nos tapaba hasta las sienes, me sentaste sobre tus rodillas, me abrazaste la cintura y me buscaste la boca con la ansiedad del fuego, y yo que estaba ardiendo tuve que apagarla con la frescura de mis besos…Me doblaste el cuerpo hasta tocar mi cabeza la hierba del suelo y antes de cerrar mis ojos grité tu nombre con los suspiros del infierno…y desgarrando tu garganta me llevaste hasta el cielo con la agonía de mis adentros…
sábado, 2 de mayo de 2015
ESA MANERA SUYA DE MIRARME.- (MICRORRELATO)
No podía seguir sin ti ya mi amor y
aún sabiendo que luego me dejarías apartada de tu vida, caí bajo el yugo de tu amor,
soy una mujer débil, ¿sabes?.. Bueno, no, es que te quiero, ese es el problema,
que te quiero y ya no tengo remedio...Me amarraste a ti de una manera tan sutil
que te echo de menos…Echo de menos tus manos alrededor de mi cuello y tu boca
buscando mis besos...Echo de menos la mirada de tus ojos y la sonrisa de tus
labios sabiendo lo que te quiero…Echo de menos el sudor de tu cuerpo y el
aliento de tus brazos oliendo a deseo…Por eso te busco por las calles donde una
vez tú y yo paseábamos cogidos de la manos, hablando de esto y aquello,
haciendo planes, ¡que ilusa! Que todas esas cosas que me decías me las creí…Y
es que he crecido muy poco ¿sabes? Soy la típica niña mujer, si, si. Esas que
nunca dejan de soñar y por eso me dejé llevar por tus palabras de amor, y por
tus locos abrazos de pasión, ¡mira que me gustan, eh!…Me enardecen y me
arrebatan de tal manera que enloquezco y ya no tengo límites…Me dejo llevar por
mis instintos más pueriles, ¡qué cosas por Dios!…Esa manera suya de mirarme
detenidamente como repasando cada detalle de mi cuerpo...Esa ansiedad que
desprende sus ojos cuando me cruzo en su caminar, que hasta siento su
respiración cuando huele mi paso al andar...Esa mirada sosegada y ardiente que
tiene en su forma de observar, es la que me acarició el alma y me cautivó el
corazón, y por eso hace conmigo lo que quiere. Me tiene dominada y aunque no
quisiera que se diera cuenta, al final caigo como una colegiala. A veces me
hago la fuerte, pero nada, tan sólo verlo ya me tiemblan las piernas, las manos
y la voz no me sale del pecho…Debe ser que estoy muy enamorada…En el fondo me
encantan éstas emociones que siento dentro de mi alma, es como si el néctar de
la vida corriera por mi venas, ¡es una sensación fantástica…! Por eso aquél día
como una guitarra me abandoné a tu cuerpo, dejándote tocar las cuerdas a la
merced de tus hábiles dedos…y mientras sonaba la sonata, te mecí en mis brazos
y te canté una nana con las notas del pentagrama de mi alma…Sé que te asusta
sentir tanta pasión. Estás acostumbrado al simple rollo de primavera donde sólo
existe sexo puro y duro, y cuando se acaba si te he visto no me acuerdo, pero
conmigo te has equivocado…Y por eso me fui. Ya no quiero verte más. Me has
hecho daño…Estoy muy triste y siento lástima hasta de mí al saberme tan ilusa e
ignorante…Desandando el camino voy, donde tú y yo una vez nos dimos las manos
con nuestros pasos…Y ese hombre que tanto miedo tiene a enamorarse, ese hombre
no para de estar en mi cabeza…Será que me piensa lo mismo que yo a él porque estamos
unidos como rama a hojita de laurel. Al final caíste en la red del debate
diabólico del amor donde razón y corazón nunca se ponen de acuerdo…Resulta que
te has enamorado por primera vez, ¡fíjate las trampas que pone la vida a los
vividores del sexo! Sobre todo a los hombres fríos y calculadores como tú, que
desde que se levantan hasta que se acuestan tiene en mente una meta, conquistar
a cualquier mujer y llevársela a la cama y hasta mañana bonita…¡Qué vacuidad! Y
ahora se va por otros lugares, ya no me busca entre matorrales, ya no quiere
mis besos, pero anda siempre con un pellizco en lo más profundo de su pecho, su
estómago…Su vida entera me pertenece y aunque no se lo crea, olvidarme no
puede…Ahora que sabe de mis pasiones, besos y abrazos… Ahora no lo puede borrar
de un brochazo, pero ya no quiero yo. Tengo miedo que vuelvas a hacerme daño.
Por eso ya no te espero como antes y lo sabes. Me has querido doblegar, pero no
pienso ceder. Me siento libre como las palomas…No, miento, me engaño sola, ese
es el problema, que te quiero, ya no tengo remedio, ¿qué más quisiera yo que
olvidarte y encontrar otro amor? Pero no, ya no puede ser. Estoy tan unida a
ti…y mira que pongo resistencia, pero no…y tu lo mismo. Somos dos almas
errantes que vagan por el escenario del amor incontrolable, así, como tal cosa,
y aunque ahora estás que si sí, que si no, yo sé que me buscas, lo mismo que el
otro día que te vi entre las ramas de los árboles esperándome, y cuando me
viste pasar, te pusiste casi al lado en mi caminar y como no te hice caso, te
colocaste de frente para ver si te hacía algún gesto con la cara… Una señal,
una sonrisa, pero nada, seguí como si fueras una farola más de las que hay al
borde de la carretera, y como te ignoré te pusiste hecho una fiera, ¡vaya que
sí! Que eres una fiera salvaje cuando ves que ya no me preocupo de ti, que me
eres indiferente, porque ya me cansé, ¿te enteras? Te crees que puedes hacer lo
que quieras conmigo, ¡déjame en paz que bastante hemos tenido y ya no me da la
gana seguir ese royo tuyo que tienes entre las nalgas! Agachó la cabeza y se
marchó…¡Madre mía lo que me entró por el cuerpo! Me giré sobre mis talones y
salí corriendo hacia él y de un brinco me ensarté en su espeto como sardina al
fuego, y atrayéndole del cuello le susurré al oído…haz lo que quieras conmigo,
dame todas las vueltas que quieras en el fuego de tu hoguera que antes de
dejarme en raspa te clavaré mis espinas en tus espaldas…tómate tu tiempo, amor
mío, que antes de que me quede sin raspa gritaré tu nombre con las espinas de
mi alma…Ahora me sigue a todas partes por donde ando, me busca los labios para
que sienta cómo me besan, haciéndome suya de una manera irresistible, porque
nada más que mirarme ya sé hasta lo que piensan esos ojos delatores, que echan
fuego quemándome por dentro las ganas de tenerlo entre mis recovecos…Y es que
esa mirada sosegada y tranquila que tiene tan particular, me acarició el alma y
me rompió el corazón…
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