viernes, 17 de enero de 2014

EPÍLOGO DE AVATARES.



Me sentía perdida en alta mar, a la deriva de las olas, cuando de pronto vi acercarse un velero remando al viento. Era mi Ernesto, el tipo de mi cuento que como yo, estaba buscando su caracola. Desde la misma cresta me divisó entre el vaivén de las embravecidas aguas, cuando oyó la voz de mi llamada gritando con todas las fuerzas de mi alma, que si no me ayudaba ese mismo día me ahogaba, y echándome el remo, me agarré a su cuello. Nos dejamos mecer por las olas como gaviotas al barlovento, encallando en la isla Perejil, donde más de mil besos le di. Después lo abracé como si fuera un niño perdido y lo arropé con mi cálido cuerpo alejándolo del frío, y para que no temiera la noche oscura le conté todas mis aventuras, le canté una nana y le dije cuánto lo quería, y cuando llegó la mañana me desperté sola y abandonada…
Es muy fácil caer en las redes sociales cuando una persona se encuentra en un momento débil. He escrito estos relatos para que vean hasta donde llega la osada humanidad. Todo lo aquí descrito es producto de mi imaginación, cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.
                                                                                                    
                     Felicidad Hurtado Sánchez
 Con la colaboración especial de Ernesto                             

                      17 de enero de 2014- Córdoba

miércoles, 15 de enero de 2014

AVATARES EN LA RED.- 28º.- (EL TEMPLO DE DIOS)


Cuando terminó de contarme toda su historia, me dijo que me conocía de Ceuta, que había nacido en La Puerta del Campo y que nos habíamos criado juntas, que me había reconocido, y por eso vino en mi ayuda. Entonces fue cuando caí en la cuenta del porqué su rostro me era algo familiar. Yo había nacido en Hadú, aunque ante de los dos añitos, mis padres se mudaron a los pabellones de La Puerta del Campo, donde coincidimos. Después desapareció como por encanto, alertándome de que tuviera mucho cuidado con Fede, porque no era quien decía ser. No podía comprender nada de todo lo que me había contado ni el por qué. De manera que empecé a caminar sola cuando de repente me encontré con Fede  cara a cara. No lo pude esquivar. Me dijo que había estado más de dos horas esperando, así que muy por encima le conté el encontronazo con la chica, seguido de su historia. Al momento se quedó lívido, casi se cae al suelo y balbuciendo unas palabras ininteligibles, repetía sin cesar.- No puede ser, no puede ser.- Entonces lo vi todo claro. El era su marido, el Comercial de Farmacia y ella su mujer. Lo había seguido para cogerlo con las manos en la masa y así poder demostrar su infidelidad y finalmente separarse.- ¿Total que eres un sinvergüenza no? – Lo que me contestó me dejó sin habla, muda, blanca, impávida. No sabría cómo definir aquello pero salí corriendo, corriendo, como una loca, cruzando la carretera, a punto de que me matara un coche y desde lejos tan sólo podía oír sus palabras gritando.- ¡Mi mujer murió hace dos años! ¡Soy viudo, te enteras, soy viudo! – Llamé a mi cuñado por teléfono y vino a por mí. Al otro día monté en el Ave y nada más llegar a casa me senté ante el ordenador para bloquear a Ernesto. Estaba decidida a hacerlo cuando algo en mi interior me decía que le diera el beneficio de la duda. Me arreglé y me fui a la iglesia de San Nicolás de la Villa. Siempre que me siento perdida y sin saber qué hacer, me gusta entrar en el templo de Dios. Quizás es ésta fe ciega que mis padres desde muy pequeñitas nos inculcaron. Recuerdo la iglesia de África. Oscura y las imágenes a los lados. La patrona en el centro tan majestuosa. Me hacen sentir tan cerca de la verdad. La que yo iba buscando.- Virgencita mía, ¿en qué me habré equivocado? No sé qué hacer.- Volví a mi realidad sentándome frente a San Judas Tadeo con las manos unidas y la mirada perdida. Las palabras afloraron a mi mente y alzando los ojos a su rostro le hable.- San Judas, tu que eres abogado de lo imposible, por favor tienes que ayudarme un poquito, ya sabes cómo soy, una mujer tan tonta… una ilusa soñadora que aún se cree  todo lo que le dicen… fíjate qué inocente, no me doy cuenta ¿sabes? Me pasa cada cosa… No escarmiento, no aprenderé nunca…A pesar de todo sigo pensando que es mejor llorar amando que reír sin haber amado…Dame capacidad y corazón…Alimenta mi alma para que no decaiga…De repente empecé a rebobinar desde un principio cuando Ernesto me mandó aquella solicitud seguida de un ramo de flores. Fue lo que me cautivó, enamorándome poco después cuando oí su voz. Entonces le abrí mi corazón, no le oculté nada. Me había salvado la vida. Llegó en el momento adecuado, cuando más lo necesitaba. Fue mi tabla de salvación. Él se mostró solícito, amable, educado. Por unos días me sentí la mujer más feliz del mundo y viendo en la trama en la que estaba cayendo le mandé una poesía a la que titulé Utopía. Tenía que acabar con esa amistad que poco a poco me estaba atrapando en una red de mentiras y engaños. Me contestó con frases llenas de dolor y abandono. Me dijo que se había sentido como un niño pequeño perdido, y casi llorando, me rogaba que no lo dejara y por eso seguí. Reconozco que soy muy débil ante las súplicas de amor. Me dejé llevar y fue cuando cada día fui descubriendo al verdadero Ernesto. Quizás él no tuviera la culpa, se le fue de las manos. El pobre no sabía como echar marcha atrás. Tuve que inducirle a ello con mis artimañas de mujer, abriéndole el camino para que no se sintiera tan mal, hasta que dejó de escribirme. Lo pasé fatal. A la semana siguiente de no saber nada de él, abrí el ordenador dispuesta a bloquearlo, cuando encontré un largo mensaje seguido de flores y corazones en la bandeja de entrada.- Hola nena. Espero que estés bien. Me parece que estás enfadada conmigo y no se por qué. Aunque me imagino que es por el tema de Z. He de decirte que creo, y perdona si me equivoco, que mi amistad te ha servido para crear esa historia de Avatares en la Red. Yo he tratado de colaborar para que la historia te salga bien. Pese a todo quiero seguir siendo tu amigo. Aunque para ser realistas, tú y yo sabemos que no nos vamos a conocer nunca. Tú tienes tu vida hecha y estás muy arraigada en tu familia. Yo, por mi parte, más de lo mismo, con la diferencia de que no tengo que rendir cuentas a nadie. Tú vives allí y yo aquí. Por lo tanto, seria muy difícil que nuestros caminos se encontraran. Sobre mi persona pienso que soy buena gente y nunca me ha gustado hacerle daño a nadie. Dicho esto, he de decirte que en ningún momento te he engañado, solo que no te he contado cosas mías. Me he limitado a hablar contigo y me hacia mucha ilusión en seguir la historia de los Avatares contigo. Por lo dicho anteriormente, y porque soy muy independiente, he de decirte que soy un hombre que no te conviene. Me he acostumbrado a vivir solo y hoy por hoy estoy muy a gusto así. Me gustaría encontrar una mujer para acabar mis días junto a ella. Pero, eso, hoy es tan difícil que no sé si algún día la conseguiré. Una cosa que te he ocultado desde el principio es, que tengo una amiga con derecho a roce, desde hace tres años. Está muy bien situada y me ha pedido varias veces que me vaya a vivir con ella. Pero hay un problema, que no estoy enamorado de ella. Todos los sábados me voy a su casa y regreso el domingo. Vive sola. Yo estoy sufriendo porque no quiero hacerle daño. Le he dicho que la quiero pero no estoy enamorado. No se da por aludida y estoy deseando que se canse y me de la patada. Sufro porque tengo que fingir lo que no siento. No quisiera causarte ningún daño con ésta declaración y me gustaría seguir siendo tu amigo. Por otra parte está Z. Todo lo que te he contado sobre ella es totalmente cierto. Ella está al corriente de todo. Sabe lo de mi otra amiga, pero tiene la esperanza de unirse a mí. Un par de veces por semana se viene a pasar la noche conmigo. Como te he dicho antes, no quisiera que esto te causara herida alguna. Lo hago para ser sincero de verdad. Creo que a ti te pasará algo parecido conmigo. Hemos ido relacionándonos pero tú y yo sabemos que esto nuestro es una utopía. De corazón te digo, que espero que mi sinceridad no te cause ni siquiera un enfado. Después de que hayas leído esto, te des cuenta de la realidad y en todo caso piensa que se ha tratado de un sueño. Deseo que como cada día, estés llena de alegría y te sientas feliz. Que esto no repercuta en tu estado de ánimo. Te quiero.- Cuando acabé de leerlo, estuve todo el día pensado en sus palabras y ya por la noche le contesté.- Ernesto te ruego que me perdones si en algún momento te has sentido herido por mí, no era mi intención. Quizás me he pasado un poco, lo siento, no quiero perderte por nada en el mundo. Estás clavado dentro de mi corazón y ya no hay marcha atrás, te quiero aún sin conocerte, fíjate qué tontería... Quizás los celos me hayan cegado un poco al pensar que te estabas riendo de mí junto a tu amiga, y eso me dolía mucho. Sé que eres una buena persona y si quieres que sigamos como amigos aquí me tienes. Esta mañana cuando he leído tus palabras las lágrimas caían por mi cara, pero también me han dado mucha alegría, llevaba varias noches sin dormir por que no te me quitabas del pensamiento. Parece como si Dios quisiera castigarme por mi atrevimiento. Ernesto no me dejes nunca por favor, sólo cuando ya no me quieras. Sé que entonces también te iras de mi alma y ya no sufriré. Tienes derecho a vivir tu vida como cualquier persona, además ¿quien soy yo? Te prometo que jamás volveré a preguntarte nada, tan sólo te querré tal cual, como eres, así de simple. No me importa que pases las noches con quien quieras, eres libre. Ya sabes que desde un principio te conté mi estado emocional. Nunca he pretendido llegar a nada contigo, la distancia es demasiado, y ya no kilométrica, sino del arraigo, de lo contrario no habría fuerza humana que me detuviera para salir corriendo a tus brazos, es por eso que sigo escribiendo mis Avatares, es como si lo estuviera viviendo realmente, pues gracias a ti brotaron de mi cabeza. Yo también quiero ser muy sincera contigo. Ya sabes que hay un hombre en mi vida que desde que te conocí dejé. No he vuelto a estar con él, pero no sé si tendré fuerzas para seguir rechazándolo. Estoy segura de que si estuvieras a mi lado ahora mismo arrasaría contigo hasta que me hartara. Creo que me entregaría a tus brazos incondicionalmente, aunque luego te fueras y me dejaras. No me importa ya nada, tan sólo seguir de cualquier manera con tal de permanecer a tu lado, hasta que lo decidamos los dos, pero si aún así, si tu te quieres alejar de mi, eres libre de hacerlo que yo lo entenderé. Te quiero.- Hicimos las paces y tan amigos. Yo pensaba que nuestra relación seguiría y estaba tan contenta, sin darme cuenta de que lo que realmente quería Ernesto, era ponerle fin lo antes posible, pero sin causarme daño. Ante todo era un buen hombre. Lo tenía claro, y para que no se sintiera culpable, le insinué que cuando una persona me desencantaba dejaba de quererla automáticamente. Lo captó al vuelo y me dejó tirada como un perro…
                                                                 
 

martes, 14 de enero de 2014

AVATARES EN LA RED.- 27º.- (DESCONTROL EN LA RED)



Esa chica tan guapa que pasó corriendo por la calle llorando, era un avatar descontrolado que había perdido el rumbo del camino hacia el cielo. Esto de las redes sociales es tan poderoso, que las noticias traspasan hasta las propias líneas del firmamento, y viéndome a mí lo desesperada que estaba con la indiferencia de Ernesto hacia mi persona, quiso echarme un cable para que no me estrellara contra las redes, ya que a ella le había ocurrido lo mismo.- Por mucho que te agarres a una persona y la idealices pensando que es tu tabla de salvación, la realidad es que todo es pura falsedad. Lo único que buscan éstos tíos en su lista de contacto, es a alguien, que como tu anda perdida entre los avatares del devenir diario, y aprovechándose de los momentos más débiles, te solicitan para llevar un poco de fantasía erótica a su mediocre vida sexual. Aléjate de ellos y elimínalos de tu vida lo más pronto posible antes que te absorban las energías por completo. Son los verdaderos chupópteros de sangre. Se alimentan de las debilidades humanas y van ensanchando horizontes a costa de las personas románticas e ilusas que viven en las nubes. Algunos se definen como unos románticos a la antigua usanza, frase muy recurrente utilizada por ellos y que hace estragos entre las incautas féminas.- Me quedé sin habla por que algo de lo que me iba diciendo concordaba con algunas comentarios que había leído en el Chat. Automáticamente para reforzar y convencerme, pasó a relatarme de esta manera.- Yo estaba muy desesperada ese día, así que de un portazo cerré la puerta y salí corriendo calle abajo. Apenas veía a las personas que se cruzaban conmigo. La gente me dejaba pasar mirándome. Muchos volvían la cabeza, con la curiosidad y el morbo que despierta el ver correr a una mujer con el rostro inundado en lágrimas. Llegué a casa de mis padres llorando desconsoladamente. Ya no podía aguantar más. Estaba harta de sus manías, de su machismo y de su tiranía. Era imposible seguir ese ritmo de vida tan lleno de crueldad. Me sentía la más inútil de todas las mujeres. No servía para nada. Mi marido llevaba tantos años repitiéndomelo que al final me lo creí. Continuamente me estaba comparando a las que tenían una buena carrera, y que si no fuera por él me moriría de hambre. Más tarde empezó a insultar a los demás miembros de mi familia. No soportaba ni a mis padres y ni a mis hermanos, descalificándolos cada dos por tres. Ponía tanto empeño en demostrar el odio que les tenía que hasta me prohibió que fuera a visitarlos. Tan sólo iba cuando él estaba de viaje, a escondidas y con prisas. Apenas me sentaba a charlar tranquila, siempre temerosa de que me llamara por teléfono, incluso cuando no estaba en casa, me vigilaba desde lejos a través del móvil, poniendo el mal tiempo de excusa para los chiquillos, que apenas les tenía cariño a mis hermanas y hermanos ¡ya se había encargado, desde que nacieron que no visitaran mucho a mis padres! Sólo a los suyos, como si ellos fueran los únicos abuelos. Si no me encontraba en casa antes de que él entrara, me llamaba gritando o me echaba a patadas.- En ese momento le pregunté por qué había aguantado tanto y por qué se había casado con un hombre tan malo o es que el matrimonio lo hizo cambiar, a lo cual siguió relatando.- No sabría precisar cuando y cómo cambió, realmente no era el mismo hombre al que una vez conocí. Tan lindo y tan bello, educado y moderno, ¿dónde estaba aquél chico tan majo? El caso es que después de siete años de noviazgo, decidimos casarnos. Nos conocimos en una fiesta de cumpleaños, y desde el primer momento nos gustamos. Él era un estudiante de medicina con grandes pretensiones, pensando que cuando acabara la carrera iba a poner rápidamente una clínica privada, ganar mucho dinero y viajar por países extranjeros, y después de divertirse de lo lindo, casarse. Yo me saqué el Graduado Escolar en un colegio de niños, que por las noches daba clases nocturnas, para personas rezagadas y mayores. Después me dediqué a ayudar en casa en las faenas típicas del hogar, charlar con mis amigas y fumar, hasta que venía mi novio un rato y dar una vuelta por la calle si era verano, porque en invierno no salíamos de casa de mis padres. Era el dueño del sofá. Estábamos deseando que llegara el sábado para salir con sus amigos, ir al cine o a alguna discoteca. Mis padres me daban una pequeña cantidad de dinero para los gastos. Entonces era la época de que cada uno paga lo suyo, sin contar el tabaco, que tenía que durarme por lo menos hasta el próximo fin de semana. Cuando terminó la carrera no encontró trabajo tan pronto como se había imaginado, y pasó una buena temporada hasta que se colocó en un pueblo de otra ciudad que no era de su agrado. Al cabo del año se le acabó el contrato y regresó a casa con la mirada cambiada y una manera diferente de ser. Al final tuvo que reconocer que para casarnos tenía que coger cualquier trabajo, fijo o trotando, y sin pensarlo aceptó uno de Comercial de Farmacia, que tampoco era la ilusión de su vida, pero accedió porque los años se le estaban echando encima, además algo me querría, cosa que actualmente lo pongo en duda. A los seis meses iba enganchada al brazo de mi padre, que orgulloso, me condujo hacia el altar con paso firme y seguro. Todas las miradas clavada en mi, de lo guapa y bella que me había puesto ese día, con la sonrisa linda y serena, satisfecha de haber conseguido lo que más anhelaba en este mundo, casarme antes de los treinta. Alquilamos un piso, y compramos la mitad de los muebles, dejando el viaje de novios para más adelante. Al año y medio nació mi primer hijo, y poco después llegaron los mellizos, y como decía mi madre, uno no es ninguno, dos es uno, y tres carga es. Carga para mí, tan sólo para mí, ya que mi marido estaba todo el día fuera trabajando y no llegaba hasta la noche, y si tenía un par de días libre, no podía estar en casa porque se agobiaba con los niños tan pequeños y se iba al bar y no volvía hasta que estaban completamente dormidos. Jamás tuvo tiempo para jugar con los chicos, ni siquiera me pudo ayudar a bañarlos, que era una proeza el sacarlos del agua. Se tiraban por lo menos una hora larga pasándose de unos a otros la esponja, los churretes y el jabón. Finalmente me liaba a dar manotazos a diestra y siniestra, resbalándose uno y llorando el otro. Después de los gritos y llantos, les hacía la cena. No había quién los hartara, para más tarde acostarlos y entre unos y otros me llamaban para que les contara ese cuento que tanto les gustaba, dándome todas las noches las tantas y cansada, me ponía a prepararle a mi marido su buena cena, no se conformaba con cualquier cosilla, según él, no se podía dormir.- De nuevo hizo una pausa.- Y así llevo ya más de quince años hecha una esclava. La situación no ha cambiado, llegando a ser tan insoportable, que he decidido ponerle fin e irme a vivir a casa de mis padres, pero es tan grande la maldad de mi marido, que me ha amenazado con quitarme a los niños y si me atreviera a denunciarle, le pega fuego a la casa con mis padres dentro y a mí me machaca a golpes.- ¡Estás avisada! - Me ha gritado con todas sus fuerzas las palabras más feas de esta tierra, y por eso de un portazo cerré la puerta y salí corriendo calle abajo llorando, cuando de repente te vi caer en Internet y para que no te estrellaras en la red, te agarré…





lunes, 13 de enero de 2014

AVATARES EN LA RED.-26º.- (LA TRAMOYA DE INTERNET)



Esa mujer de tez morena parecía extranjera y mucho mayor que yo. Aligeré mis pasos. De vez en cuando miraba hacia atrás para ver si me seguían. Me escabullí entre la gente y me escondí en el primer portal que vi. Pasaron de largo y fue entonces cuando veo a una chica guapísima corriendo por la calle llorando. Al rato Fede por los alrededores de la Sagrada Familia. No sabía cómo acercarme por que el hombre de negro y la mujer de tez morena pasaron en ese momento, cuando de repente, veo que una señora metidita en carnes ajena a todo éste tinglado, empieza a hacer fotos con su móvil a todas las personas que estaban por allí, sobre todo al hombre de negro acompañado de la mujer de tez morena. Aquello parecía una película de espionaje. Salí precipitadamente del portal y me agaché detrás de un coche para ver qué es lo que estaba ocurriendo. No entendía nada. De repente veo a la mujer de tez morena que se echa a llorar. El hombre vestido de negro la acompaña hasta unos bancos de piedra que había por alrededor, por lo que pude salir de mi escondite, cuando veo a Ernesto aparecer y se acerca a ellos. Se dirige al de negro rogándole que se retire, tenía que hablar en privado con ella. Éste se marcha y los deja solos. De repente se ponen a discutir sofocadamente. El trataba por todos los medios de calmarla y de vez en cuando la abrazaba. Esto clamaba al cielo. Ahora me daba cuenta de que Ernesto nunca fue sincero del todo conmigo. No sé por qué se me ocurrió pensar que la mujer era la señora Z. Tenía tanta curiosidad que arrastrándome casi pude acercarme justo detrás. Por lo que pude oír, ella le increpaba echándole en cara que yo la había bloqueado y que no podía seguirme como antes, además, le aseguraba, que la estaba engañando conmigo. Ernesto le dio un pañuelo para que se secara las lágrimas, al mismo tiempo que le decía que estaba equivocada y que conmigo no tenía nada que ver, que tan sólo era un entretenimiento más de la red, además que hacía ya más de una semana que lo habíamos dejado. Tan sólo la quería a ella. La señora Z le amonestó gritando que llevaba muchos años aguantando sus líos de faldas y que no le importaba compartirla con la otra, pero que conmigo no. Ya no podía aguantar más, y le dio un ultimátum, que si no se iba con ella a vivir antes de una semana, se iba de Barcelona y no la volvería a ver jamás. En esto que llega la mujer del móvil y empieza a gritarle a los dos insultándolos de tal manera, que la gente que pasaba se paraba para enterarse de todo. Ella ignoraba que la señora Z y Ernesto sabían que se veía con ella cada sábado alternando los fines de semana, y hasta ahora no se había percatado de lo tonta que había sido, cayendo en la cuenta del por qué no se decidía a unirse a ella para el resto de sus vidas, estando tanto el uno como el otro libres de compromisos, además estaba muy bien situada. Yo no podía dar crédito a todo esto que estaba ocurriendo y oyendo. Me preguntaba que cómo era posible que hubiera idealizado tanto a Ernesto. Era un sinvergüenza, ¡Dios mío de mi vida! Pero, ¿en qué clase de entramado me había metido? No quise seguir oyendo y salí huyendo lo más rápido posible cuando veo al hombre vestido de negro agachado justo detrás de mí, haciendo fotos y grabando toda la conversación. Se había hecho pasar por un investigador privado contratado por la señora Z. Era un espía de Internet para dar noticias de todos estos datos en el Chat. Los internautas se liaron a chatear entre ellos. Todo el mundo se estaba dando cuenta de que Ernesto estaba jugando con mis sentimientos o sepa Dios, cuántas más personas saldrían a relucir en su lista de contacto. Con la única que había sido sincera era con la señora Z, ya que con la otra mujer se mostraba tal cual. Incluso le daba a entender que no estaba enamorado y pretendía que ella misma le diera la patada, pero nada más. La pobre mujer se pensaba que como estaba tan bien situada, tarde o temprano Ernesto sucumbiría por interés económico. ¡Qué equivocada estaba! Ernesto necesitaba estar enamorado para decidirse a vivir el resto de sus días con una mujer. Yo lo sabía y él también, aún así, seguía con la señora Z por comodidad, por costumbre y por lástima, más o menos como yo, que lo único que me ataba aquí, eran mis circunstancias. Me estaba poniendo muy nerviosa. No quería oír más y salí huyendo. Corrí, corrí todo lo que mis piernas podían cuando veo a Fede desde lejos haciéndome señas. No tenía ganas ni de verlo e hice como si no lo hubiera visto. Me escondí y cuando pasó de largo volví a La Sagrada Familia. Entré dentro. Estaba llena de turistas. Seguí andando y no sé cómo me veo en lo más alto. Se veía toda Barcelona. Alcé los ojos hacia arriba y veo múltiples hilos finos entrecruzados en el cielo. Parecía un mapa de líneas aéreas. Unas veces las tenía frente a mis ojos. Otras abajo. Mirara donde mirara, allí que aparecían las líneas reflejadas. Estaba en medio de una tela de araña. No sabía qué hacer. Era como la tramoya de un gran teatro. Los ojos se me nublaron. Me encaramé al borde del ventanuco y me deslicé por uno de los hilos. Parecía una acróbata andando en la cuerda del trapecio. Ni siquiera llevaba una vara para guardar el equilibrio. Estaba perdida en una red de mentiras donde yo, solamente yo fui sincera desde un principio con Ernesto, poniéndole los puntos sobre las íes. En una palabra, le dije lo que había. Lo tomas o lo dejas. Lo tomó y nada más que por eso seguía confiando en él y no sabía por qué. Algo en mi interior me decía que se había dejado llevar por las circunstancias y que no sabía echar marcha atrás. Cuando se quiso dar cuenta, se había enamorado locamente de mi alma, lo mismo que yo de la suya, al fin y al cabo éramos dos almas gemelas buscando un hueco al auténtico amor. Ese amor de loco. Ese amor que saben los enamorados que existe entre el deseo y la pasión. Me precipité al vacío cuando mi cuerpo se quedó atrapado en la redes. No entendía qué me estaba pasando. Cómo era posible que no me hubiera estrellado en el suelo. Algo o alguien me estaban agarrando con fuerza. No sabía qué era, pero presentía que había una persona velando por mí. Y entonces fue cuando la vi. Su rostro me era muy familiar. Era una mujer que lloraba mucho. Sus lágrimas estaban clamando justicia al viento. Y entonces caí en la cuenta de que la había visto antes, era la chica guapísima que pasó corriendo por la calle llorando…






domingo, 12 de enero de 2014

AVATARES EN LA RED.- 25º.- (AMISTADES PELIGROSAS)



Llevaba una semana sin saber de Ernesto por lo que me dediqué en cuerpo y alma a escribir cuentos y poesías y fue entonces cuando recibí una nueva solicitud de amistad, a la cual acepté sin lugar a dudas. De ese modo empezamos una relación intercambiando opiniones de esto y aquello, seguido de frases de admiración hacia mis relatos. Se llamaba Federico, pero todo el mundo lo conocía por Fede. Tenía más o menos mi edad, y era Comercial de Farmacia. Me dijo que estaba separado desde hacía quince años y que le quedaba poco para jubilarse y que estaba cansado de tanto viajar. Se había recorrido casi toda España con el flamante coche de la empresa, lo mismo que el móvil. También que cuando tenía que acudir a un congreso lejos de Cádiz, lugar de su residencial actual, le pagaban el billete de avión en clase turista, inclusos los gastos del hotel. Me envió una foto en la entrada de uno de ellos, cinco estrellas, donde aparecía vestido con su traje de chaqueta y un maletín. A simple vista no estaba nada mal, alto, delgado y con el pelo blanco. Tenía buen porte. De momento no me disgustaba, aunque me parecía demasiado perfecto. Para ser sincera, estos hombres tan educados, de buenas maneras y guapitos de cara, no me llenaban del todo. Me daba la sensación de que escondían algo y que todo era querer aparentar. Cada día al amanecer me enviaba alguna fotografía de buenos días seguida de una bella panorámica, donde casi siempre el mar estaba presente. Otras veces unos carteles de frases llenas de amor que me llegaban al alma, pero como acababa de pasar por una mala experiencia, me puse a rastrear en su muro y no tenía ni una foto. Rápidamente me acordé de una amiga mía que me contó en privado la mala experiencia que había tenido con un hombre de este estilo recientemente, que la dejó tirada cuando menos se lo esperaba y se sentía muy mal. Hasta me dio nombres y apellidos para que yo investigara por mi cuenta y resultó que no tenía ni una foto. Era bastante alarmante. Lo mismo que aquél, tan sólo cuatro datos y medio referente a la universidad en la cual había estudiado y el trabajo que ejercía. Todo esto me resultaba muy sospechoso. No me fiaba ni un pelo. Además, continuamente leía en Face, en últimas noticias la cantidad de tejemanejes que se traían algunos tíos y de que había que tener cuidado con la gente que se aceptaba en tu lista de amigos, y aunque yo ya era mayor, sí que era bastante ingenua en estas cosas, porque para mí todo el mundo es bueno. Seguí investigando por mi cuenta porque esta clase de hombres, lo único que buscan en una es puro y duro sexo. Sexo a través de conversaciones o intercambiando sus móviles para tener conversaciones calenturientas. Además ya había recibido varios mensajes anónimos de mujeres, amiguitas suyas, que se dedicaban a altas horas de la madrugada a chatear con él. Lo que nunca me hubiera imaginado que algo así me ocurriera a mí, ya que jamás había dado prueba de ser una más del lote de Fede. Así que empecé a hacerles preguntas inocentes para sonsacarle. Realmente aún no sabía qué era lo que le había llevado a enviarme una solicitud de amistad y lo único que le pude sacar era que le encantaba leer y por casualidad le gustaron mucho unos cuentos que había colgado, aparte de un par de fotografías que puse el día de nuestra Patrona la Virgen de África y yo aparecía en la puerta de la iglesia. Me dijo que estaba como un caramelo, ¡guau! Menudo piropo, con lo que me gusta que me digan cosas bonitas. Después, siguió que se había enamorado locamente de mí y que quería vivir conmigo hasta el resto de sus días. Demasiado rápido pensé, pero como yo estaba pasando por un mal momento y deseando de amar a alguien me lo creí de nuevo y quedamos en vernos donde yo vivo para conocernos mejor, ya que por su trabajo, podría venir dentro de dos semanas. Y mira por donde, precisamente ahora tenía un congreso en Barcelona y tendría que estar como mínimo cinco días. Tres de ellos reunido y dos libres. Rápidamente mi cabeza empezó a cavilar y el nombre de Ernesto se hizo eco en mi cuerpo y en mi alma, ¡qué casualidad! No lo pensé ni un instante y le contesté.- Me parece mejor en Barcelona.- Me venía bien por que ya sabéis que tengo una hermana allí, aunque esta vez no pensaba estar con él más que para pasar el día y por la noche cada uno en su cama. La verdad es que tenía muy reciente la herida que me había dejado el dichoso Ernesto, como para que de repente me echara a los brazos de cualquiera, ni hablar, para eso tendría que sentir un poco de amor, y por Fede tan sólo sentía una pequeña curiosidad. De repente, la noticia corrió como la pólvora por todas las redes sociales, de tal manera que hasta cuando iba en el Ave, sentí mil ojos observándome. Había espías por todas partes, y un hombre vestido de negro, con gafas oscuras se sentó justo frente a mí que no paraba de mandar mensajes por el wasap. El sonido del silbato lo delataba. Al principio no le di mucha importancia, pero cuando llegamos a la estación, me ayudó a bajar la maleta y hasta se ofreció a acompañarme a la parada del taxi, menos mal que mi cuñado, lo mismo que la otra vez, me estaba esperando, pero cuando monté en su coche, miré hacia atrás por la ventanilla y vi que el hombre de negro se subía en un auto que conducía otro hombre vestido de negro. ¡Me estaban siguiendo! Hasta me pareció reconocer en un gesto a uno de ellos. Tenía la sensación de que me estaban vigilando. Cuando llegué a casa de mi hermana, lo mismo de siempre, besos y abrazos y ten mucho cuidado. Al otro día quedé con Fede en la Sagrada Familia para visitarla y como sabía qué cara tenía, no tuvimos que llevar ningún ramo de flores que nos delatara. Mi cuñado me llevó hasta allí y cuando se fue, lo primerito que vi, era el hombre vestido de negro del tren acompañado de una mujer de tez morena…




jueves, 9 de enero de 2014

AVATARES EN LA RED.- 24º.- (LÁGRIMAS AL VIENTO)




Después de leer aquél mensaje de mi admirador secreto queriendo suplir a mi Ernesto, le contesté con tres palabras.- No me interesa.- ¿Por qué? –Escribió airado.- Cada persona es única, punto pelota.- Lo dejé patidifuso y no volvió a insistir jamás. Me dediqué a escribir cuentos cortos para los niños pequeños. De esa manera surgió “Iris y el Faro” entre otros. A veces me invadía una enorme pena acordándome de mi amado, y me dedicaba a llorar sobre el ordenador llenando las teclas de lágrimas, las cuales se expandían por las redes sociales, de tal manera que no paraba de recibir solicitudes y mensajes de locos románticos, que como yo, se sentían tristes y desolados. La mayoría eran divorciados y lo único que buscaban en mi era tema, o sea, ñaca-ñaca. Habían oído lo de la famosa galopada y todos deseaban cabalgar conmigo. Algunas jóvenes me enviaban versos llenos de tristeza, y yo la verdad, es que no estaba para eso. Ya tenía mis propias penas como para tener que escuchar la de otros. No es que no quisiera, sino que me daban ganas de llorar, sobre todo cuando las adolescentes apenas podían balbucir palabras, ¡vaya y yo que pensaba que era la única! Peor eran los tíos éstos, todos rasurados de cuerpo entero. Atléticos, con las cejas depiladas como chicas, peinados con el flequillo tieso y ladeado, mientras un pequeño arito lleno de brillantes lucía en una oreja. Verás, no es que me lo invente, no, es que me enviaban sus lamentables romances con foto incluida. Los pobres se creen unos guaperas, y realmente son los más llorones e inseguros, cuando descubren que sus novias los dejan por otro más guapo que han conocido en el Chat, ¡madre mía! Esto de las redes sociales es un auténtico misterio. Me parecía estar en un consultorio amoroso, donde múltiples parejas de enamorados me contaban sus penas como si de mí dependiera el poder solucionárselas. Me llegaron cartas hasta de Romeo y Julieta, ¡Dios mío de mi corazón! Luego de Dafnis y Cloe… Pero bueno, ¿esto que es? Eran del año catapún, chin-chín. Me estaba volviendo loca perdida cuando Tristan e Isolda se lían a cantar en el teatro La Scala de Milán la Ópera de Richard Wagner, ¡jolines! Esto sobrepasaba los límites del cielo cuando veo a los Amantes de Teruel en pleno apogeo. Entonces fue cuando recordé que alguien difundió una fotografía en la red la de Los Amantes de Internet, viéndome a mí misma sentada sobre las rodillas de Ernesto en un banco de un jardín. Empecé a sentirme tan mal que di rienda suelta al llanto como una energúmena. Creo que me pegaron un virus relacionado con el desamor. Las lágrimas caían sobre el teclado sin poderlas detener. Acudían a mis ojos entre gritos y lamentos. Las palabras iban fluyendo por las redes sociales airando sentimientos por los recovecos de las bandejas de entradas y salidas. Brotaron las apasionadas tres noches de locura desenfrenada que pase en Barcelona con mi amor, y que sembraron en mi alma besos de pasión y esperanza. Me lié a llorar con una tristeza descorazonada y me descarné sobre el ordenador como si me pudiera escuchar. Hasta tuve el atrevimiento de preguntarle que dónde estarían esos momentos de amor y dónde los besos de pasión. Según iba tecleando, recibía rápidamente varios mensajes juntos. Era como si los avatares tuvieran sentimientos propios. Me dejaron completamente perpleja.- ¡Averigua cómo y dónde fueron! – Otro decía.- ¡Entre los recovecos del tiempo!- Y por último éste que me dejó con la boca abierta.- ¡Volando por el aire, como las hojas de los árboles! - Parecía como si estuvieran revoloteando a mi alrededor por la rapidez de sus contestaciones, por lo que les sugerí.- Averiguar dónde están.- Recibí estas palabras.- Se los llevó el aire como las hojas de los árboles.- ¡Pero ¿dónde están y dime cuáles? - Los atrapó el avatar y los colgó en la red.- De repente oí un estruendo, seguido de un fogonazo como si la tormenta estuviera a punto de estallar. Los cristales de mi ventana empezaron a temblequear con unos restadillos tremendos. Me asomé al balcón y miles de rayos cruzaban el cielo, seguido de relámpagos y truenos. El aire se llenó de frases escritas al viento y múltiples versos cayeron de las nubes como si fuera el diluvio universal. Las redes sociales reventaron de tal manera, que se escaparon todas las letras dejando salir versos y poesías como si fuera lluvia de lágrimas. Hasta la poesía de Gustavo Adolfo Bécquer.- Por una mirada, un mundo/ Por una sonrisa, un cielo/ Por un beso… ¡Yo no sé que te diera por un beso! - No daba crédito a mis ojos. Algo estaba ocurriendo en el mundo cibernético. Los internautas no sabían a qué atenerse. Facebook se quedó en blanco por un día, como yo. Finalmente me dejé arrastrar por los latidos de mi corazón, y recordando aquella noche de luna iluminada, en la que una silueta de dos bocas se besaban, me puse a escribir delante del ordenador como si fuera mi Ernesto.- ¡Cuántas cosas cambiaría hoy de mí! Olvidé aquél jardín donde mil besos te di y en el oído me decías reina mía, reina mía. ¡Cuántas cosas cambiaría hoy de mí! La madurez hizo presa de mi ser, alterando la manera de sentir olvidando a la niña que hay en mí. Como me gustaría que te volvieras loco vida mía aunque fuera sólo por un día. Te juro que me bastaría y en el oído me dijeras, tú eres mi reina, tú eres mi reina. ¡Cómo me gustaría volverte loco todavía! Quizá yo tenga la culpa sin darme cuenta vida mía, pero sigo siendo aquella niña que conociste aquél día. Mi mundo es de locos, donde reinar siempre querría.- El silencio era total. No volví a saber nada de nadie, entonces seguí con mis avatares. Dándome cuenta de que podría sacar provecho y alejar la pena de mi cuerpo, me lié a seguir escribiendo algunos cuentos, hasta que recibí una nueva solicitud de amistad, y como era de mi tierra lo acepté y poco a poco fuimos entablando conversación y a conocernos. Menos mal que a éste señor no se le ocurrió suplantar a nadie y según me dijo, estaba separado de su mujer hacía años y se encontraba libre de compromisos. Estaba buscando pareja a través de las redes sociales, y fue entonces que se fijó en mí...




martes, 7 de enero de 2014

AVATARES EN LA RED.- 23º (EL REGRESO DEL AVATAR)




Después de acabar la relación con Ernesto me vi sumergida en un mar de dudas. Algo me arrastraba al cementerio. Estaba muy abatida por lo ocurrido y quería sentir que podría salir adelante. Saber si estando cerca de mis padres y hermanas, me ayudaban a seguir mi camino sin mirar hacia atrás. Sentía muchas ganas de llorar, echar mis lágrimas al viento y poderme desahogar. De repente todos los internautas empezaron a chatear publicando a los cuatro vientos que los avatares atacaban de nuevo. No sé cómo ni cuando, el caso es que en Internet se enteran de todo. Te rastrean y sacan de ti hasta lo que no haces, o sea, antes de nacer, ya saben quién era tu madre y tu padre y hasta de dónde eres. El caso es que cuando llegué, no sentí nada. Me quedé observando las letras que estaban escritas en sus lápidas y sentí un vacío muy grande. Era una piedra lisa, fría y desnuda. Tenía la sensación como si jamás hubieran existido en mi vida, ellos que siempre fueron tan carnales. Una desazón invadió mi corazón. No sentí apenas dolor. Me encaminé hacia el lado opuesto, Los columbarios. Mi hermana la mayor estaba en la segunda planta. Me sentí extraña, sola y abandonada. Rápidamente me fui al Jardín de los Ausentes, donde las cenizas de mi hermana la chica estaban esparcidas y entonces si que lo vi más claro. Ella que había estado sometida a la tiranía de un maltratador psicológico. Una mujer que se le negó todo. La familia, los amigos, ¡todo! Hasta la vida… De repente sentí como una fuerza devastadora tiraba de mí. Oía unas voces que decían que me alejara. Eran como unas presencias que me rodeaban. Me di la vuelta y no había nadie, tan sólo el jardinero y unas dos personas recomponiendo unas flores en un jarrón bajo los pies de otra lápida. Salí huyendo de allí y me precipité cuesta abajo corriendo, corriendo, lo mismo que un galgo y cuando estaba sentada en la parada del autobús, me quedé impávida. Quería perderme entre llantos y suspiros y no conseguí nada. Una gran indeferencia, como si nunca hubieran existido. Fui allí para encontrarme y me perdí en un laberinto de insensibilidad como si lo encontrara natural. Así que seguí deambulando por mi precaria vida, y lo mismo que los hombres cuando pillan a su pareja in fraganti, me dio por salir por ahí con mis amigas a salas donde la mayoría de los clientes iban a ligar a lo bestia, bebiendo y bailando con cualquiera. Apenas fui tres veces. Me gustan más los lugares abiertos y pasear por la ciudad, ver museos, hacer deporte, pero cuando tengo penas, prefiero refugiarme en las iglesias. Me atrae mucho sentarme y mirar las imágenes, es como si ellas me comprendieran sin hablar siquiera.- Señor mío, yo no soy mala, tan sólo una mujer enamorada… Estoy apagada, triste, enigmática, ni siquiera me reconozco. Yo no soy así y me rebelo. No me gusto. Quiero llorar a lágrima viva. No tengo lágrimas. No tengo nada, ni siquiera puedo desvelar mis sentimientos. Me encuentro en un laberinto de emociones, todas desconocidas para mí. A lo mejor es la edad esta que tengo que vuelve a las personas impávidas e inertes. Quiero estar viva. Quiero sentir mucha pena. La indiferencia no va conmigo. Hay unas cuantas lágrimas a punto de rodar, pero cuesta, ¡cómo me cuesta dejarlas caer! Madre mía, necesito tu ayuda urgentemente, ¡rápido, por favor, te necesito ya! Quiero refugiarme en mis letras, en mis cuentos, en mis relatos cortos. Quisiera escribir. Tengo tantas cosas que contar y no puedo, me cuesta mucho arrancar. Dios mío, ayúdame a salir brotando. No quiero hacerme ilusiones, a veces veo un atisbo de esperanza que llega.- Nada, no me escuchaban. Me ignoraban. No sabía salir del desánimo. Estaba muy triste y deprimida. No tenía ganas de nada, tan sólo de perderme por callejuelas del casco histórico de la ciudad donde los turistas vienen y va. De repente, mirando una tienda de recuerdos, me tropiezo con un antiguo amante. Si, si, ese casi veinte años más joven que yo, pero que estaba loquito por mis huesos y con tan sólo una señal acudía como un perrito faldero, y que le encantaba estar conmigo porque según él… bueno, ¿para qué vamos a entrar en detalles? A mí me importaba un bledo y pensando que era por despecho y había perdido el norte, no sería ni malo ni bueno que lo supiera Ernesto, además como nada nos unía ya, pensé que no me vendría mal pasar un rato y seguí adelante con mis devaneos. El caso es que no conseguí sacarme a Ernesto del pensamiento. No comprendo cómo una persona se te puede clavar tan dentro tan sólo siendo un pasajero más de la red social. A veces pienso que fue un accidente sin más, y él, como buen caballero antiguo español se vio obligado a enviarme un ramo de flores por los daños causados, y yo, romántica empedernida creí que se me estaba declarando. La verdad es que esto de leer tantos libros es como un arma de doble filo, que a la vez que te instruye, te aloca la cabeza. Lo mismo que Don Quijote de la Mancha que veía gigantes en los molinos de viento, yo vi un príncipe Azul en la humanidad de Ernesto. Sólo era un contacto más de mi lista y punto. Ahora tengo mucha rabia, ya que yo fui la culpable de todo y me decía a mí misma que nunca debería haberlo puesto a prueba. Hay cosas que una no debería de plantear jamás a nadie. Al final me quedé más sola que la una, pues nada más acabar con mi joven amigo, me sentí la persona más vacía del mundo. Estuve toda una semana debatiendo conmigo misma si había hecho lo correcto o no, sin saber nada de Ernesto, nada más que lo que él quería que supiera, o sea cuatro párrafos copiados de algún poeta o cantante, seguramente que irían dirigidas a cualquier amiga, que a mí ni fu ni fa, para qué nos vamos a engañar, y de nuevo me acordé de una frase muy bonita y llena de esperanza que había leído en Conviviendo con mi otro yo que decía.- La vida es un acordeón y el amor, el aire que lo expande.- La cual me hizo reflexionar bastante, así que después de estar varios días vagando por ahí, una fuerza interior me hizo ver más allá de la realidad, y de nuevo me aferré a mis cuentos. Aquellos que escribo para mis nietas y que cuando vienen les leo y les digo que ellas son las protagonistas y se ponen tan contentas. De esa manera le hablé de Iris, que vivía en una nube y que bajó a la tierra para buscar a su amado. Entonces lo vi claro, ¿cómo no me había dado cuenta antes? Lo tenía frente a mis ojos y hasta ese momento no me di cuenta. Rápidamente abrí mi ordenador, me metí primero en facebook, cuando en la bandeja de entrada tenía varios mensajes de mis seguidores, pero el que más me sorprendió fue uno que decía ser un admirador secreto de mis relatos y se ofrecía a ser mi Ernesto, ¡guau! No podía creerlo, por eso decidí seguir con mis avatares….







sábado, 4 de enero de 2014

AVATARES EN LA RED.-22º (LA REALIDAD)




Cuando llegué a casa, después de poner orden a todo, abrí mi ordenador y me metí en facebook y lo primero que encontré fueron estas palabras que alguien había colgado. Me quedé perpleja. Parecían que me estaban esperando y me sentí completamente identificada con ellas. Rápidamente las copié y las guardé: “En la India se enseñan las “Cuatro Leyes de la Espiritualidad” La primera dice: “La persona que llega es la persona correcta” es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación. La segunda ley dice: “Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido.” Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: “si hubiera hecho tal cosa hubiera sucedido tal otra…” No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo. La tercera dice: “En cualquier momento que comience es el momento correcto.” Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará. Y la cuarta y última: “Cuando algo termina, termina.” Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.”- Después se las envié a Ernesto junto a unas palabras mías.- Esto no lo he escrito yo, pero me identifico totalmente, ¿sabes? Feliz Año Nuevo.- Al momento me contestó.- Me dejas un sabor amargo. Intuyo tristeza en tus palabras. ¡Ay, si yo te contara...! Yo si que tengo verdaderos motivos para estar triste. Pero bueno, la vida continúa.- Con el corazón roto le escribí las palabras más sinceras de mi vida.- Te quiero y porque te quiero no voy a volver con él nunca. Lo dejé cuando te conocí y para mi no existe otro hombre más que tu. Todas las noches pienso en ti y te beso en la boca y te abrazo en mis pensamientos, de tal manera, que hasta lo vivo porque soy capaz de escenificar cada imagen, incluso cuando recuerdo mi infancia en la playa del Chorrillo corriendo en la orilla con mis hermanos, oigo el ruido de las olas. Eso es algo que tan sólo unos cuantos privilegiados podemos hacer, y para ello se necesita mucha concentración y yo gracias a Dios he logrado. Lo vengo practicando desde niña y ahora lo consigo con mucha facilidad, te quiero.- Le di a enviar y apagué mi ordenador. Me senté y empecé a llorar como nunca. La nostalgia invadió mi alma recorriendo mi cuerpo todo entero dejándome rota y destrozada, lo mismo que cuando murió mi hermana pequeña, que en su último aliento se agarró a mí con la desesperanza del susto escrito en su cara. Nunca en mi vida me había sentido tan triste y desolada, ni siquiera cuando mi madre me dijo adiós con la mirada, ni cuando mi padre, sin darse cuenta se fue con ella, tampoco cuando mi hermana la mayor, dormidita y sonriendo nos dejó. Esta vez fue diferente a todas las idas hacia la muerte. Era como si apagaras una luz de repente y me quedara a solas y a ciegas. Lo mismo que de pequeña, en el pasillo de mi casa jugaba con mis hermanas a la gallinita ciega. Así me sentí yo, perdida entre tinieblas y sin comprender la verdadera razón de mi error. Empecé a llorar como una niña chica y las lágrimas afluyeron a mi rostro como una cascada de lágrimas. Cayeron sobre las teclas de mi ordenador igual que los versos de aquella poesía rota, que como ellas, salieron de lo más profundo de mi corazón: “Me encuentro sola, vacía, sin nada… Tan sólo la memoria, y una vela casi apagada… Tengo una mesa y una silla, y en la pared hay colgados dos retratos. Si señor, dos retratos. Uno de cuando mis padres, ¡qué guapos! Se casaron. El otro de toda la familia, ¡cuántos hermanos! De cuando estaba tan unida por los vínculos de la sangre… Sangre no corrompida… ¡Qué fuerte madre mía! Y mirándolos un buen día, sentía cómo se me iba la vida buscando la armonía entre la realidad y la fantasía…- Nunca en mi vida me había sentido tan triste, cuando de repente empecé a recordar mi vida en Ceuta, y aferrándome a mi infancia eché mano de la fantasía que tanta falta me hacía y que me había salvado de las garras de la tiranía...

viernes, 3 de enero de 2014

AVATARES EN LA RED.-21º (CELOS EN LA RED)




Lo que a Ernesto le inquietaba era no estar a mi altura. Él, a su edad, siempre había funcionado muy bien, sexualmente hablando, y sólo con mirarme, le ardía la sangre. Lo notaba, pero llevaba dos noches y una mañana que para qué os voy a contar. Lo que él no sabía era que para mí no era lo más importante del mundo. Atrás se habían quedado aquellas locas hormonas en la que el sexo era la cosa más exigente del mundo. Ahora me interesaban otras cosas, además de eso, por supuesto. El caso es que cuando llegamos al hotel, le dije a Ernesto que entrara primero al baño, mientras guardaba mi ropa en la maleta porque al otro día volvía a casa. Me sentía muy triste por mi regreso, pero también porque tarde o temprano mi relación con Ernesto estaba llegando a su fin. Yo lo sabía y él también. La realidad era esa y punto. Estando en esta tristeza mía, me fijé que en la mesilla de noche de Ernesto estaba su móvil, ¡madre mía, qué tentación tan grande para mí! Pero no, no debía de curiosear, eso no iba conmigo. Seguí doblando la ropa y el móvil no paraba de mirarme insistentemente. Era una auténtica provocación para una mujer tan celosa como yo. Me dejé de formulismos y me lancé de cabeza. Ernesto tenía Internet. Rápidamente busqué en facebook. Entonces leí una pregunta que él hacía a alguien debajo de un cartel que había colgado días atrás. Me descuadró por completo. Me puse muy nerviosa. Los celos me carcomían por dentro. Una rabia furiosa se apoderó de mi cuerpo y sin más dilación me enfrenté a Ernesto.- Cariño, ¿a quién le haces esa pregunta tan extraña que hay en comentarios debajo del cartelito que colgaste el otro día, mi amor? - A la señora Z es amiga mía desde hace años. Me dijo que la tienes bloqueada y no puede entrar en tus comentarios para seguirte.- ¿Y tú quieres que me siga? - Si, ¿por qué no? Es amiga mía y una seguidora de tus cuentos y relatos.- A partir de ese momento empecé a ver claro y me di cuenta de cómo Ernesto defendía a la señora Z. Pensé que ahí es donde estribaba la verdadera amistad y aunque era lo más honesto por su parte el actuar de esa manera, yo sólo veía sexo entre ellos. Y eso era algo que me dolía en lo más profundo de mi corazón. Seguramente eran los celos que me cegaban y veía más allá de la realidad, pero no por eso tenía que ser verdad. No sé por qué se me ocurrió mirar el móvil, el caso es que ya no tenía marcha atrás. En mi mente empezó a nacer la duda. Y esa duda se instaló en mí a partir de entonces. Ya no era mi Ernesto. El Ernesto que me enamoró desde un principio. Por eso desde el primer momento me abrí a él y le conté mi cruda realidad, creyendo que venía a por mí. No, no venía a por mí. Venía a por cualquier mujer que le siguiera el royo, como yo. Y no es que fuera un mal tipo, no, sino que estaba pasando por un mal momento y se decidió a meterse en éste mundo del facebook. Lo mismo me ocurrió a mí y lo encontré en medio de mi camino sin saber a qué clase de persona me enfrentaba. Y como lo creí, me destapé desde la primera vez. Yo estaba huyendo de una realidad y me aferré a él, que sin querer le di forma, como si fuera mi tabla de salvación. Me equivoqué. Siempre me equivoco. Soy muy inocente, lo sé. Aún así lo seguí por que me enamoré perdidamente de un personaje que yo misma me había inventado, de tal manera que viajé a través de Internet para atraparlo en mi red. La red de la fantasía sin darme cuenta de que Ernesto siempre fue un hombre con los pies en el suelo, y le podía más la triste realidad que la fantástica aventura del más allá. Por eso empezó a mostrarse a mí poquito a poco, hasta que finalmente abrió puertas y ventanas para que viera cómo era su alma. Entonces me atreví a preguntarle con todo el miedo del mundo.- ¿Tanto la quieres? – Como siempre, Ernesto evadiendo la contestación, me dijo que era una buena amistad de muchos años y que a veces se veían para tomar algún aperitivo en la cafetería y que estaba pasando por un mal momento.- Fue cuando me di cuenta de que era un amigo de los que hoy en día no existen. Para Ernesto la amistad era muy importante. De todos modos, yo seguía cegada por los celos y le dije de esta manera.- Peor lo pasará si me sigue el rastro. Creo que me mientes y eso ya me duele mucho, por que yo te estoy siendo muy sincera. Dime qué interés tiene en mis comentarios si me dijiste que estaba un poco celosa de nuestra amistad. ¡Dímelo, por favor! Te ruego que no me mientas tío a estas alturas, ¡jolines! que me da mucha rabia, ¿por qué tiene tanto interés en saber de mí, por qué? – Ernesto notó mi mal humor, y muy educadamente me dijo que le estaba dando demasiada importancia y que tan sólo eran amigos. Yo no podía creerlo, y pensaba que seguía con ella. Le dije que yo sólo formaba parte de su diversión porque en el fondo sabía que no teníamos nada que hacer. Que jamás estaríamos juntos.- Ernesto, mírame a la cara y contéstame sinceramente, ¿me quieres como yo a ti? - Claro que te quiero mi amor. No me gustaría perderte y quisiera tenerte aquí como ahora o ahí al otro lado, siempre. Aunque sea de ésta manera. Me he acostumbrado a ti y ya no te puedo olvidar.- Ernesto quiero que seas ahora muy sincero por favor, te prometo que no me voy a enfadar, pero necesito saberlo, ¿te acuestas con ella actualmente? ¿Haces el amor con ella aún? Te ruego que no me mientas.- Cariño estás obsesionada con esa idea. Si quieres cambiar la historia, me puedo inventar algo.- No quiero cambiar la historia y sí es posible que esté obsesionada, pero no me has contestado a la pregunta. Anda, por favor.- Somos amigos desde hace años, ella tiene su pareja. No sé que quieres que te cuente, parece como si lo desearas que así fuera.- Sigues sin contestar a mi pregunta, quiero que me digas si es una amiga con derecho a roce o no, es así de simple, necesito saberlo, nada más.- No sé que es lo que te hace pensar eso, que obstinación. Si te quieres quedar tranquila, te puedo confesar que si.- O sea ¿que te acuestas con ella? ¡Lo sabía! En cambio yo lo dejé por ti ¿sabes? - Te he confesado lo que tu querías oír, eso no quiere decir que sea verdad.- Bueno, es la vida, la realidad de la vida, tu eres joven aún y tienes necesidades, yo te comprendo mi amor, no me enfado, te lo prometo, lo único que ocurre es que me haces caer de nuevo en los brazos de él por que me acosa demasiado y soy tan débil… Ahora podré tener una excusa para hacer lo mismo que tu. Soy tan estúpida, me has hecho llorar ¿sabes? Me has hecho mucho daño, me has roto el corazón, ¡que te enteres bien! Pero no te juzgo, eso si quiero que lo sepas, eres libre, ¿quién soy yo? Nadie importante tan sólo una más en tu lista de amigos.- No quiero ni que te enfades, ni mucho menos que te pongas triste. Para mi eres muy importante, y estás totalmente equivocada. Entre nosostros no hay nada de nada, sólo amistad.- Si pero te acuestas con ella, creo que tienes miedo a la soledad y estás esperando a vivir con ella.- Te equivocas de nuevo, no temo nada. Estoy muy bien como estoy.- Está bien Ernesto, ahora no puedo pensar y temo equivocarme y cometer una imprudencia, perdóname, pero hay cosas que no me cuadran, ¿por qué sabes que la bloqueé? ¿Cuando te lo ha dicho? ¿Cómo te lo ha dicho? Sabes mi amor, ya soy muy mayor para comerme la cabeza con estas cosas, me duelen mucho, te lo juro, me duelen en el alma y me siento muy triste porque he visto por tus palabras que no te gusta que la haya bloqueado y te voy a decir que pienso bloquear a todas tus ¡amiguitaaas! - Ella me lo comentó porque lamentaba no poder seguir tus comentarios y me pidió que yo se lo leyera. No creo que eso sea malo. Si estás molesta haz lo que tú creas conveniente y bloquea a quien quieras, pero estás en un error.- ¡Léeselo tu!- Siento que pienses así. No hay nada de nada.- Ernesto lo que ella quiere es enterarse de todo para saber por dónde van los tiros, y qué hay entre nosotros, y eso es porque tu le has dicho que tenemos una relación amorosa, y si tu se lo has dicho es por un motivo, nada se dice por decir, siempre hay una intención. A ella le da igual mis comentarios, sólo me sigue para ver qué es lo que escribo debajo de tus anuncios. Por favor Ernesto, te ruego que no insultes mi inteligencia más, me duele mucho.- Cariño no sé como decírtelo. No hay nada.- Bueno, te creo, perdóname, lo siento, soy muy celosa y me da mucha rabia que yo no pueda estar contigo siempre y ella si. Bueno, no te enfades conmigo, lo siento, no sé por qué pero hoy estoy enfadada conmigo. Soy muy débil. Anda, dame un beso y abrázame fuerte. No me dejes nunca, te quiero no lo olvides por favor vida mía. Venga, voy a ducharme y espérame en la cama porque a partir de mañana me tendrás muy desperdiciada. No sabes cuánto amor mío, así que ven a mis brazos que te vas a enterar de todo lo que te perderás cuando me vaya, no tienes ni idea de lo que soy capaz de hacer contigo.- Seguro que me sorprendes.- Y tu a mi también, estoy segura de que seríamos perfectos el uno para el otro… Al otro día, mientras regresaba en el Ave a casa, la mirada se me perdió en el horizonte y recordé aquellas palabras que una vez leí en Internet en “Conviviendo con mi otro yo” que decía algo así: A quien ames dale alas para volar y un motivo para volver.” Bueno, más o menos, por eso una chispa de amor se encendió en mi corazón y tomé ésta decisión…















jueves, 2 de enero de 2014

AVATARES EN LA RED.- 20º (JUEGOS EN LA RED)




Cuando Ernesto acabó, me quedé sin saber qué pensar. No podía dar crédito a tanto alboroto, parecía que me había contado una historia de ciencia ficción. Decidí volver a la realidad refrescándome bajo la ducha, y mientras me secaba, llamé a Ernesto con voz melosa para que me trajera la ropa interior. La había dejado adrede encima de la cama. Se puso muy nervioso y no encontró más que el sujetador. Le dije que el tanga estaba justo al lado y que mirara bien.- Cariño date prisa que estoy muertita de frío.- Le dije insinuantemente.- Cuando por fin lo encontró se acercó al baño diciéndome que había confundido el tanga con un lazo para el pelo. Lo tenía todo previsto para llevármelo a mi terreno. Saqué el brazo con la puerta entreabierta en pelota picada y frente al espejo, de manera que me viera de arriba abajo. Me hice la despistada con toda la intención de una gata salvaje, y cuando le miré a la cara, los ojos se le iban a salir de las órbitas. Se dio la vuelta nerviosito perdido, y sabiéndolo yo, me puse a tararear esa canción de Alejandro Fernández que últimamente está muy de moda: Hoy tengo ganas de tiii…Vamos, blanco y en botella. Después salí para vestirme delante de él. Utilicé todas mis armas de mujer. Coqueteé ante el espejo poniendo posturitas de lo más provocadora, agachándome de vez en cuando para que no se perdiera detalle del encaje que ribeteaba el filito de mi tanga. Reconozco que me pasé siete pueblos poniéndolo a caldo. Pobre Ernesto, ya no sabía si tirarse para mí o hacerse el loco. Loco lo estaba volviendo con tanta carnaza que le puse para ver si de una vez se lanzaba en forma de leopardo. No tuve compasión y de manera muy pícara le dije que se metiera en la ducha por que se nos iba la hora y teníamos muchas cosas que hacer. Yo estaba radiante de alegría, porque eso de que me miren con tanto fuego, me apasiona. Me enloquece, no lo puedo remediar. Me encantan estos jueguecitos entre un hombre y una mujer. Siempre he pensado que es lo más bello del mundo. Seguí con mis tretas bailoteando alrededor de la cama, mientras Ernesto se iba transformando de tal manera que se abalanzó sobre mí de forma arrebatadora. Me besó en la boca y me encaramé a su cuerpo anudándolo con mis piernas alrededor de su cintura. Parecíamos dos adolescentes disfrutando como locos, casi nos caemos con tantas acrobacias. Me sugirió ducharnos juntos para darme con la esponja donde mis manos no alcanzaba, y mirándolo de arriba abajo como loba enjaulada, le eché mano al cuello y me lo llevé de nuevo al huerto. Y como aquello era tan pequeño y no podíamos ni movernos, se me cayó el jabón al suelo y para qué os voy a contar el desmadre que se lió. Parecíamos dos contorsionistas, y en plena faena de nudos marineros, decidimos irnos a la cama como marido y esposa. Finalmente tuve que ducharme otra vez y cuando Ernesto me vio salir se quedó de nuevo sorprendido al admirar mis curvas. Yo le sonreí coqueta al verme observada con ese brillo de fuego en su mirada.- Mi amor, empieza a arreglarte que se nos va la mañana entre sábanas y tienes que guardar energías para nuestro último día.- Ernesto se levantó precipitadamente y mientras se dirigía hacia el baño cavilaba.- ¿Como es posible que no me haya dado cuenta antes de tanta belleza? Quizás fue por la prisa que tuve anoche en hacer el amor con ella.- Se quedó un momento dubitativo y estuvo a punto de sugerirme volver a la cama y saciar esos deseos irrefrenables que sentía en aquel momento, pero cambió de idea pensando que debía aprovechar el día. Teníamos previsto ir al Tibidabo. Perdernos por las calles de Barcelona. Dar rienda suelta a mis deseos y disfrutar como dos amantes en nuestro primer encuentro, con la ventaja de pasar desapercibidos entre la gente y explotar al máximo el tiempo del que disponíamos. Con estos planes en mente, Ernesto se dio una ducha rápida, se afeitó y se puso su colonia favorita, esa que según él, nunca le fallaba. Esa que cuando iba por la calle y se cruzaba con una mujer, ésta se giraba intentando ver el rostro de ese hombre que desprendía ese aroma tan especial. Esa colonia le había dado muy buenos resultados, gracias a ella había conseguido conquistar a más de una. Ernesto era un tipo que sabia tratar a las mujeres, trataba siempre de adivinar con qué sorprender. Éste hombre debía haber tenido muchas experiencias y no era fácil engañarlo. Te miraba directamente a los ojos y penetraba en ti, de tal manera que, ni por un momento querías contarle la más mínima mentira, con el consiguiente riesgo de que te descubriera. Dejando éstos pensamientos atrás, sin más dilación, abandonamos el hotel rumbo a la montaña mágica. Hacia un día espléndido. Nada más salir a la calle, Ernesto me dijo que llevaba a su lado una mujer de bandera. Casi me derrito, ¡me dio un subidón! ¡Me encanta que me regalen el oído! Al momento advirtió que un hombre de mediana edad que venia de frente, se paró y simulando encender un cigarrillo, desviaba sus ojos a mis caderas y andares. Me había puesto un pantalón vaquero y una camiseta ceñida. Iba deportivamente vestida y con una exuberancia sin igual. Ernesto volvió a susurrarme que aparentaba tener diez años menos. ¡Más contenta todavía! No lo puedo remediar, soy muy coqueta y él me hacía sentir como una princesa. Hacía mucho tiempo que nadie me decía palabras tan bonitas junto a la oreja. Ernesto se mordía los labios al darse cuenta que todavía era deseable para cualquier hombre. Incluso algún jovencito se me quedaba mirando con descaro. Intuía que era muy celoso y quería esconderme de esas miradas que le irritaban y al mismo tiempo se enorgullecía al sentir su vanidad radiante. Así que, echó el alto a un taxi... Fue un día inolvidable y electrizante... De aquí para allá. Risas, juegos, carreras, besos a escondidas evitando las miradas. Ernesto me dijo que no recordaba haber vivido un día tan completo. Estábamos extenuados. Cansados, muy cansados. Él ya estaba deseando llegar al hotel y encontrarse a solas conmigo. Ávido de amor, de deseo, de lujuria. Rumiaba pensando ahorrar energías para la noche que le esperaba. Quería resarcirse del tiempo que llevaba sin amar de esa manera. Tenia unos deseos lujuriosos cuando me miraba, se fijaba en mis senos, más bien pequeños, pero bien puestos y pensaba que si yo había tenido muchas experiencias con hombres, no se notaba. No paraba de echarme piropos y continuamente me decía que estaba muy bien conservada para mi edad.- Mi trabajito me cuesta Ernesto, que no paro de hacer deporte y a veces la pereza me supera, lo que ocurre es que mis hijos y mis nietas me tienen bastante ocupada, pero gracias a Dios que todavía puedo, ¿sabes mi amor? – Se paró frente de mí y mirándome a los ojos, me acercó con sus manos el rostro y me dio un besazo en los labios que me dejó extenuada.- Soy un hombre afortunado y un privilegiado al haberte conocido tesoro mío.- ¡Guau!- Me dije para mis adentros.- Y agarrados de las manos seguimos nuestro camino. Después regresamos en silencio y muy callados. Algo le inquietaba y yo sabía lo que era...










miércoles, 1 de enero de 2014

AVATARES EN LA RED.- 19º (LOS GUARDIANES DEL ECO)




Cuando leí el mensaje de Ernesto, el corazón empezó a latirme con tal fuerza que pensé que se me iba a estallar, ¡qué alegría madre mía! Yo misma me reñí por ser tan mal pensada. Decidí esperarlo y nada más llegar me contó todo lo que había ocurrido. Resulta que mientras me estaba duchando se fue a la calle para dejarme libertad de movimiento. Entonces empezó a mirar en su móvil las últimas noticias cuando algo le llamó la atención, ¡todos los comentarios giraban a una cita auténtica de avatares! Inmediatamente se fue a eventos.- Cita de los Amantes de Internet a las doce en el Tibidabo.- ¡Querían boicotear nuestra relación! Para eso habían hecho una llamada a los todos nuestros seguidores para demostrar que los avatares no tienen posibilidad de amarse de verdad. Así que se fue a una tienda de disfraces y se le ocurrió vestirse de bola de cristal. Nada menos que del Licenciado Vidriera. Ese personaje era famoso en el mundo entero y nadie podría echarle en cara nada ya que se supone que está loco perdido. ¡Qué listo es mi Ernesto! Es de vivo… Me encantan los tíos inteligentes, para ser sincera, necesito admirar a un hombre para que me ponga a cien. En fin que se puso en medio de los dos grupos para poder controlar la situación, y ahora que caigo, pasé por su lado y no me di cuenta de que era él, porque el cristal estaba empañado de tanto gritar. El pobre no paró de increpar a los hombres vestidos de blanco y negro. Precisamente, cuando me alejaba, le oí decir eso de que entre los dos existía el gris, pero nada más. Total, seguía contándome, que se liaron a decirle que nuestra relación era pura fantasía y que todo lo que se relataba en las redes sociales era producto de una mente enfermiza como la mía. Empezaron a echarle en cara que era un aprovechado para hacerse famoso y además que algo de interés había por medio y ese interés se llamaba dinero. Las voces subieron de tono. Los avatares abuchearon a los de enfrente. Había un escándalo tremendo. El caos fue total. Cada vez llegaba más gente disfrazada, cuando de repente la policía llegó repartiendo goma por todos lados. Casi rompe la bola de cristal por lo cual Ernesto decidió salir de ella, quedándose a la merced de todo el mundo. Un silencio ancestral se alzó en medio del monte y múltiples avatares empezaron a dar información en todas las redes sociales. Alguien le acercó un altavoz a Ernesto y de esta manera siguió.- ¡Sois unos ilusos! Os estáis dejando engañar por unos personajes del mundo real y nos estáis haciendo vivir un verdadero calvario, acoso y derribo. Yo no soy el causante de vuestra rebeldía, sino Los Guardianes del Eco. Éste elenco de personajes existen en todo el universo. Es una lacra que nunca se exterminará, mientras nadie levante la voz, tan sólo una ilusa como mi amiga, capaz de recrear con su fantasía los sentimientos en un avatar. Parece mentira cómo siete personas pueden manejar los hilos de la humanidad. Es muy fácil de descubrir y os lo voy a describir para que no pasen desapercibidos. Prestad atención. Primero está el Queda Bien, que es una persona educada y culta, de buenas maneras y a todos les dice lo que cada uno quiere oír, de tal manera que hasta él mismo se cree sus propias mentiras. Podríamos decir que es un archivo adjunto a los demás. Actúa como un buitre oteando desde lo más alto a sus víctimas y cuando las atisba, se lanza sobre ella en picado y ya no las suelta de sus garras hasta que consigue amordazarla, pero eso sí, de muy buenas maneras. Segundo está el Manipulador que a todos engaña interpretando las palabras a su imagen y semejanza. Tercero el Maltratador, perverso y cruel. El que humilla y ridiculiza a quién tiene una idea diferente de ver las cosas. Le sigue la cuarta que es devastadora, la Mosquita Muerta. Esa es de armas tomar, ¡Dios me libre de las aguas mansas que de las bravas ya me libraré yo! El quinto, el señor don Perfecto. Con ese nunca se llega a un acuerdo, digas lo que digas, él siempre va a tener la razón. La sexta es la Veneno, ¡la peor de todas! La que juega con los sentimientos, y como por desgracia suelen ser bastantes inteligentes, son las que manejan todo el Cotarro, de los guardianes, porque el líder sería El Títere. Casi siempre se suele poner a una persona insegura, llena de complejo y que habla por boca de asno. Éstos son los peores enemigos de todas los medios de comunicación. Los Guardianes del Eco, dicta sus leyes y sus normas. La Ley del Embudo, o sea lo ancho para ellos y lo estrecho para los demás. Aquí no se puede hacer más que lo que ellos quieran. Nadie rechista y si te quejas, a la calle, o sea, dictadura pura y dura. Si algún miembro del mundo exterior tiene una idea diferente, se elimina de un tajo, pero si pertenece a ese elenco o es amiguito de turno, se permite. Los Guardianes del Eco se saltan todas sus normas, y acosan al miembro, según ellos, polémico para que todo marche sobre rueda y guardar las apariencias. Son falsos e hipócritas. A mí no me podéis hacer daño, ya lo dice el refrán: No hace daño el que quiere sino el que puede. Pero son tan poderosas las armas que tienen que pueden machacar a cualquier persona débil. Vosotros sabéis que es verdad todo lo que os estoy diciendo, pero nadie se involucra en la defensa de nadie. No merece la pena. Hay mucha crisis, mucho paro, la gente sólo quiere divertirse y no entrar en polémicas. Tenéis razón y estoy de acuerdo con vosotros, pero al menos dejarnos vivir nuestra historia de amor a través de Internet que a nadie hace daño y a muchos entretiene. El que no encuentre explicación, que lo deje, pero una cosa es que no te lo crea y otra diferente es que nos machaquen y nos quieran boicotear. Yo sé que en todas partes hay envidias, odios y rencores, pero lo que no se puede hacer es matar los sentimientos y las ilusiones de nadie. Eso es lo peor de todo. Ella lleva toda su vida escribiendo cuentos relatos y poesías y nunca ha necesitado a nadie para sentirse bien, feliz y libre, y si me encontró a mí fue por casualidad. Al principio era divertido, pero luego empezó a complicarse la cosa cuando nos dimos cuenta de que estábamos enamorados y enganchados por El Hilo Rojo, de tal manera que estamos viviendo una fantástica realidad. Y ahí está el dilema, que se han quejado en todas las redes sociales como si estuviéramos quebrantando las leyes de la naturaleza. Sé que entre vosotros hay muchos disfrazados de falsos avatares que están adulando a los verdaderos que me aprecian, tan sólo para hacerlas mis enemigos. ¡Ojala que no lo consigan! Gracias a Dios que la mayoría de la gente es muy inteligente, sana y prudente, saben de qué va esta ésta historia.- Y ahí quedó la cosa, mi amor. La gente se fue marchando hasta que me quedé más sólo que la una y pude por fin enviarte un mensaje. Estoy seguro de que ya nos dejarán tranquilos así que vamos a arreglarnos y no perdamos más tiempo…