viernes, 29 de noviembre de 2013

AVATARES EN LA RED.- 1º (INTERNET)



Internet, dentro de la red ¡Qué bien! Estoy en Internet, y si escribiendo las palabras quedan dentro, y  yo estoy fuera, ¿quién se las lleva si la red se rompiera? ¿Por dónde salen las letras? Por que la red es una vena como las que tenemos en nuestro cuerpo, y si una se rompe, la sangre sigue fluyendo… ¿Y si en la red hay un escape? ¿Dónde irán a parar las letras? ¿Habrá alguien que las atrape? Será una palabra errática, que vaga y vaga… Igualito que un nómada… Será como ese avatar, que en su devenir diario se las lleve a un lugar Imaginario… ¿Quién se atreverá a decir lo contrario? A ver, tu mismo señor lector, me lo puedes explicar ¿Qué es un avatar? La palabra en sí sé lo que quiere decir, pero ahora resulta, que es como una ilusión, ¡por Dios! ¿Eso es lo que significa Avatar? Entonces si se rompe la red… Hay avatares que la robe a su vez, y vivamos rodeados de entes imaginarios que nos guía, nos persigue en la vida y hasta nos rige, como si fuéramos autómatas, a las órdenes del avatar…
Estaba todo el tiempo encerrada en casa, echada en la cama, hablando sola…comiéndome la cabeza… ¡Qué poquito me ha querido! ¡Qué mala sangre tiene éste tío! ¡Presumido del demonio, vanidoso perdido! Todo el tiempo mirándose en el espejo… Si en vez de cuidarse tanto por fuera, lo hiciera por dentro, seguro que seria mejor persona... ¿Quién se habrá creído que es? ¡Si lo único que tenía que hacer es quererme! Y no hacerme tanto daño… ¡Hijo de mala madre! Pero éste se va a enterar bien de lo que vale un peine, y espero que tenga en cuenta una cosa… ¡que aquí todo se paga! ¡Lo mismo que yo pagué cuando me humilló! ¿Por qué habrá tenido tanta maldad? Si un día antes estaba besándome la boca y abrazándome, no lo entiendo Señor mío, de verdad que no lo puedo comprender…Lo único que le pido a Dios es que me perdone, por que yo te juro por mi vida que no me arrepiento de nada, ¡absolutamente de nada! ¡Tan sólo me arrepiento de haberlo querido tanto! Y es que como decía que me quería, que sin mí se moriría, y que si lo abandonaba ya no le quedaría nada, pues yo me lo creí… Y aunque todo era mentira, verdad me parecía a mí. ¡Me entregué a sus brazos! ¡Lo llené de besos! ¡Le conté todos mis secretos! ¡Hasta le regalé mi alma! Y cuando me quedé sin nada, me dejó tirada por los suelos, pero como yo lo quería tanto, seguí a su lado… Si, si, no exagero ni un ápice estaba enganchada a él como si fuera una droga. Estaba perdida, me sentía en medio de una encrucijada, de la cual no sabía salir, y cuando menos lo esperaba el sol me regaló unos rayos que iluminaron mi alma y con cuatro haces de luz me dijeron que todavía podría encontrar el amor, y como yo lo deseaba tanto lo acuné en mis brazos…Fue por medio de una solicitud de amistad la que me salvó la vida. Fue como la chispa que enciende una simple cerilla casi húmeda, pero con luz suficiente para darme cuenta de lo bajo que había caído y entonces empecé a ver las cosas de otro color. Como los colores de aquel ramo de flores, que desde que llegó a mi me cambió la vida por completo. Llegó en el momento exacto y desde que se cruzó en mi vida, se llenó mi alma de ansiedad, mi corazón de latidos y mi cuerpo de libertad… Y me enamoré, me enamoré de sus colores por Internet, de tal manera que le respondía con versos… Yo sabía que era un amor imposible, inalcanzable, pero poco a poco empecé a soñar todas las noches con él, de tal manera que pinté una cara imaginándome unos ojos que apagaban el fuego de mi mirada, unos labios que mi boca abrasaban y unas manos que acariciaban mi espalda, y enroscándonos entre sábanas nuestros cuerpos se encontraban con desesperanza... y mucho antes del alba atrapé la esencia de su alma, pero cuando desperté por la mañana tan sólo me encontré mi almohada con las huellas de mis lágrimas… Era una utopía llena de pasiones en un cuerpo tardío dentro de un alma joven aún, como la que presentía en Ernesto, pues a sí se llamaba mi solícito amante. Desde entonces empezamos a chatear, al principio con timidez, para convertirse más tarde en conversaciones llenas de apasionadas palabras que me llegaban al corazón, lo mismo que una pareja de adolescentes cuando empiezan en los primeros roces, así eran nuestras charlas que aún estando tan lejanas, yo las sentía cercanas, como si estuviera a mi lado. Ernesto se convirtió en mi príncipe azul por Internet, sin darme cuenta de que no era la única que había sucumbido en sus redes…